China avanza en IA, 5G y computación cuántica, pero enfrenta incertidumbre regulatoria y desafíos internacionales en su camino hacia el liderazgo tecnológico.
El sector tecnológico de China ha evolucionado a gran velocidad, con avances en inteligencia artificial, 5G y computación cuántica que han consolidado su papel en la innovación global. Empresas como Alibaba y Huawei están impulsando el crecimiento, mientras que el gobierno apoya una estrategia de código abierto en IA para sortear restricciones occidentales. Sin embargo, la industria sigue marcada por la sombra de represiones pasadas, incertidumbre regulatoria y tensiones geopolíticas. El regreso de Jack Ma a la esfera pública y el impacto del plan «Hecho en China 2025» reflejan un sector en transformación, donde el progreso tecnológico avanza a la par de desafíos internos y externos.
China y su impacto en el mercado global
El crecimiento tecnológico chino ha alterado la balanza global, desafiando el dominio de las grandes potencias occidentales. Huawei, por ejemplo, ha incrementado su participación en patentes esenciales de 5G del 10% en 2018 al 18% en 2024, consolidando su liderazgo en redes de telecomunicaciones.
Esta expansión ha llevado a una reacción en cadena en Occidente. Estados Unidos y sus aliados han adoptado medidas para restringir el acceso de China a tecnología clave, limitando la exportación de chips avanzados y estableciendo barreras comerciales. A pesar de estos obstáculos, China ha cumplido más del 86% de sus objetivos tecnológicos dentro de su plan industrial «Hecho en China 2025», destacándose en sectores como vehículos eléctricos, trenes de alta velocidad y energía renovable.
Este progreso ha convertido a China en un jugador indispensable en la industria global, pero también ha generado fricciones. Países occidentales han formado alianzas estratégicas para contrarrestar la creciente influencia china, en un escenario donde la tecnología se ha convertido en un arma geopolítica.
El regreso de Jack Ma: ¿señal de un cambio en la política tecnológica?
La reaparición de Jack Ma en una reunión con Xi Jinping ha sido interpretada como un posible cambio en la relación entre el gobierno chino y el sector tecnológico. Su presencia, tras años de relativo exilio tras la cancelación de la salida a bolsa de Ant Group en 2020, ha sido vista por algunos como un signo de reconciliación.
Las acciones tecnológicas reaccionaron de inmediato a la noticia. Las acciones de Alibaba subieron un 8% en la Bolsa de Nueva York, acumulando un alza del 60% en lo que va del año. Analistas sugieren que esto podría indicar un enfoque más equilibrado por parte del gobierno chino, lo que fomentaría una mayor inversión en startups y grandes tecnológicas.
Sin embargo, el silencio de Ma en el evento y la falta de declaraciones directas han generado dudas sobre el alcance real de este cambio. Aunque su regreso simboliza una distensión, la influencia estatal en la economía digital sigue siendo fuerte, limitando la autonomía de las grandes tecnológicas.
China apuesta por la IA de código abierto
En un intento por mantener su competitividad en inteligencia artificial, China ha adoptado una estrategia centrada en el desarrollo de modelos de código abierto. Empresas como DeepSeek y Alibaba han liderado el movimiento, permitiendo innovaciones más rápidas y a menor costo.
Uno de los ejemplos más destacados es el modelo de IA R1 de DeepSeek, desarrollado con apenas $5.6 millones, una fracción del costo de los modelos propietarios occidentales. Esta estrategia ha permitido a China sortear las restricciones de exportación de chips impuestas por EE.UU., creando modelos de IA altamente eficientes con hardware menos avanzado.
El enfoque de código abierto también ha fomentado la colaboración entre la academia, el gobierno y las empresas privadas, acelerando el desarrollo de nuevas aplicaciones. En el ámbito global, iniciativas similares han comenzado a tomar forma, con proyectos europeos como OpenEuroLLM intentando replicar la estrategia china.
«Hecho en China 2025» y su impacto en la economía mundial
Desde su lanzamiento en 2015, la estrategia «Hecho en China 2025» ha impulsado el avance del país en manufactura avanzada y tecnología. El plan ha permitido el desarrollo de sectores clave como la robótica, la aeroespacial y los vehículos de nueva energía, consolidando a China como un actor principal en la innovación industrial.
Este crecimiento, sin embargo, ha generado tensiones comerciales con Estados Unidos y la Unión Europea. Acusaciones de robo de propiedad intelectual, transferencias forzadas de tecnología y distorsiones de mercado han sido algunos de los puntos de conflicto. En respuesta, muchas empresas extranjeras han modificado sus estrategias, aumentando la localización de sus operaciones para acceder al mercado chino.
A medida que China se acerca a la autosuficiencia en tecnologías críticas, su ascenso desafía el orden económico global, obligando a las potencias occidentales a repensar sus políticas industriales y comerciales.
Consecuencias de la represión tecnológica en China
El sector tecnológico chino aún siente los efectos de la represión regulatoria iniciada en 2020. La suspensión de la OPI de Ant Group marcó el inicio de un período de intensa intervención estatal, que afectó a gigantes como Alibaba, Tencent y Didi.
Las consecuencias fueron devastadoras para el mercado: el índice tecnológico chino cayó más del 30% en 2021, eliminando billones de dólares en valor de mercado. Además, la confianza de los inversores extranjeros se vio gravemente afectada, reduciendo la inversión en la economía digital del país.
Aunque la intensidad de la represión ha disminuido desde 2022, las regulaciones más estrictas sobre privacidad de datos, prácticas antimonopolio y seguridad de algoritmos han cambiado permanentemente el ecosistema tecnológico chino. El gobierno ha ganado más control sobre la asignación de capital y la dirección de la innovación, dejando en claro que, aunque la tecnología es clave para su estrategia de crecimiento, su desarrollo debe estar alineado con los intereses del Partido Comunista.
China y el futuro de la tecnología global
El avance tecnológico de China es innegable, pero su camino hacia el liderazgo mundial sigue siendo complejo. Las restricciones regulatorias, las tensiones comerciales y la competencia geopolítica seguirán influyendo en su desarrollo.
Mientras el país continúa invirtiendo en inteligencia artificial, telecomunicaciones y manufactura avanzada, su relación con Occidente será un factor determinante en la configuración del mercado global. El sector tecnológico chino ha demostrado resiliencia y capacidad de adaptación, pero el equilibrio entre innovación y control estatal definirá su futuro en la economía digital del siglo XXI.
