domingo, julio 6, 2025

Recomendaciones para el gran mercader | Negocios

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Nos aproximamos al momento más shakespeariano del año y la explicación no se encuentra en las tradicionales representaciones estivales del Sueño de una noche de verano en el Shakespeare´s Globe de Londres. El espectáculo está garantizado. Donald Trump vuelve a amenazar y, si no se alcanzan acuerdos antes del miércoles, cuando finaliza su moratoria comercial, habrá más aranceles sobre los productos importados -que incluso podrían superar las tasas recíprocas y situarse por encima de un arancel promedio del 23,5%, frente al 15% actual-.

Aunque el presidente más transaccional de la historia trata de imponer sus condiciones, olvidando que los aranceles son impuestos que recaen sobre sus propios ciudadanos, debería considerar aquello que le ocurría a Antonio y a su amigo Bassanio cuando, en el Mercader de Venecia de Shakespeare, pedían dinero prestado a Shylock ofreciendo como garantía del préstamo una libra de su propia carne. La economía norteamericana no puede asumir unos aranceles superiores a los actuales y, cumplir sus amenazas, sería como extraerse un buen trozo de carne cercana al corazón.

Hasta el momento los acuerdos han llegado con cuentagotas. Se limitan al pacto con Reino Unido -que asumirá un 10%-, a un compromiso con China que eludirá la espiral de destrucción masiva inicial -sus bienes pagarán un 55% de promedio-, y a Vietnam, que se tarificará al 20%.

En cualquier caso, los ingresos de los aranceles no alcanzarán para sufragar el enorme déficit fiscal de 3,4 billones de dólares a 10 años que va a generar la reforma fiscal recientemente aprobada. Todo ello, sin tener en cuenta que la necesidad de recursos del gobierno será todavía más elevada debido a los insuficientes recortes de gasto emprendidos por el Departamento de Eficiencia Gubernamental, que han quedado un 82% por debajo de lo inicialmente prometido.

De cara a los próximos días, el punto de encuentro pasaría por aceptar unas tasas del 10% para la mayoría de socios comerciales, con potenciales excepciones sectoriales, como las alcanzadas con Reino Unido en automóviles y aeronáutica. Una situación que, junto al 55% a China, debería situar el arancel promedio de las importaciones en niveles inferiores al 19%: cercano al promedio actual del 15%, a su promesa electoral original y siete veces superior a lo que se aplicaba antes del Gobierno de Trump. Una victoria que, aunque pírrica, le conceda un “triunfo suficiente” ante sus seguidores. De todas formas, aunque nos queda mucho “ruido” por ver de cara al miércoles, es muy posible que, si no hay acuerdos, se vuelva a extender la moratoria, un escenario que no alteraría los aranceles vigentes pero que sería menos favorable porque dilataría la incertidumbre.

De todas formas, no nos encontramos ante la típica tragedia shakespeariana y este culebrón no terminará con la venganza de Hamlet o los celos de Otelo. Esta vez, como un Sueño en una noche de verano, La fierecilla está domada. Igual que en el Mucho ruido y pocas nueces de Shakespeare el final será feliz y queda potencial para el mercado de renta variable.



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