Israel Vallarta se ha convertido en unas pocas horas en un hombre nuevo. El joven de 35 años que ingresó en la cárcel, torturado y sin horizonte, acusado de secuestro, ha visto hoy la calle, por primera vez en 20 años y sin conocer sentencia. Al teléfono se oye a un hombre feliz: “Imagínese, esto es un torrente, una cascada de emociones, es de no creer”, dice. Se le percibe entero, está rodeado de los suyos y hablando con los medios de comunicación. A este periódico le dedica unos minutos antes de irse a comer, “cualquier cosa que no sea comida de cárcel”. Vallarta, encarcelado junto a su antigua novia, la francesa Florence Cassez, que hoy vive en su país, fue el inopinado protagonista de uno de los asuntos más turbios de la policía y la justicia mexicanas, donde se dio la tortura, la fabricación de pruebas, las declaraciones cambiantes. Hoy, a sus 55 años, “canoso y con menos pelo”, se le ve contento, no puede ni quiere evitarlo.
Pregunta. ¿Dónde está en este preciso momento?
Respuesta. Saliendo de [la televisora] Milenio. [Por el teléfono se interrumpe varias veces atendiendo a unos y otros, pero siempre retoma la conversación con una voz firme y amistosa]
P. ¿Y qué va a hacer ahora mismo, en el día de hoy?
R. Empezar a retomar mi vida, no puedo volver a comenzar, pero tengo muchos planes.
P. Dice que va a seguir con su caso. ¿Qué espera de ello?
R. Busco la verdad, no la mía, la existente, la única, no la de la policía ni los jueces ni los fiscales. Busco la justicia.

P. La Fiscalía puede todavía recurrir su caso, ¿cree que lo hará?
R. ¿Contra mí? No lo sé, pero sí tendría la Fiscalía que seguir en el caso, sería lo normal y lo correcto. Mis abogados siguen con ello.
P. ¿Qué ha aprendido en la cárcel?
R. Que la familia es lo primero, por encima de todo.
P. ¿Aún tiene familiares dentro, verdad?
R. Sí, un hermano y mi sobrino. Los dos están allí por la misma fabricación de delitos, lo mismo que ocurrió conmigo, por cosas ajenas a la verdad.
P. ¿Cuál es su proyecto inmediato?
R. Integrarme a mi familia, acoplarme a ellos, no quiero ser egoísta con eso, yo me tengo que adaptar. Hoy mi familia es, por supuesto, mi esposa [Mary Vicencio] y tengo muchos planes, como acabar mi carrera universitaria, que no me dejaron. [Vallarta vio morir a sus padres estando en prisión].
P. ¿Qué está estudiando?
R. Derecho Penal. Y lo que venga, tengo que volver a renacer.
P. Es la hora de la comida, ¿qué ha echado de menos en la cárcel?
R. Cualquier cosa me vale, un vaso de agua me sabría a gloria. Yo soy más de caldos y comida casera que de tacos.
Vallarta ha salido triunfante de la prisión de alta seguridad del Altiplano, por donde han pasado algunos de los criminales más famosos de México y por la que entró él, acusado de un secuestro que fue todo un montaje servido en directo para la televisión mexicana. La antigua novia, Florence Cassez, logró salir por intermediación del gobierno francés en 2013, después de 8 años de prisión, y hoy vive en Francia, como se ha visto en algún documental de esta larga historia, sobre la que se han vertido ríos de tinta. Vallarta, sin embargo, quedó atrapado en un sistema policial y judicial perverso en el que algunos de los más famosos protagonistas hoy están encarcelados, como el que fue secretario de Seguridad con Felipe Calderón y antes miembro de la policía, Genaro García Luna, cuando se gestó el montaje. También está condenado por torturas Luis Cárdenas Palomino, otro de los personajes más siniestros de aquella época, de la que Vallarta es posiblemente la víctima viva más conocida.