El papa León XIV ha concedido su primera entrevista larga, dos conversaciones de varias horas con la periodista estadounidense Elise Ann Allen, que componen un libro que saldrá el próximo jueves en Perú, pero un diario de este país, El Comercio, ya ha adelantado algunos extractos este domingo. En ellos, Robert Prevost habla por primera vez en un plano personal de su elección, el pasado 8 de mayo, y su día a día: “El papel de papa es ciertamente nuevo para mí. Estoy aprendiendo mucho y me siento desafiado, pero no abrumado. En ese aspecto, tuve que saltar al fondo de la piscina muy rápidamente“.
En esta línea, León XIV se muestra prudente su misión: “Todavía me queda una enorme curva de aprendizaje por delante. Hay una gran parte en la que siento que he podido moverme sin muchas dificultades, que es la parte pastoral. Aún me sorprende la respuesta [de la gente] (…) El aspecto totalmente nuevo de este trabajo es haber sido lanzado al nivel de líder mundial. Es algo muy público, la gente conoce las conversaciones telefónicas o las reuniones que he tenido con jefes de Estado de varios Gobiernos y países de todo el mundo, en un momento en el que la voz de la Iglesia tiene un papel importante que desempeñar. Estoy aprendiendo mucho sobre cómo la Santa Sede ha tenido un rol en el mundo diplomático durante muchos años. (…) Todo eso es nuevo para mí en cuanto a la práctica”.
En la charla con Allen, corresponsal en Roma del diario digital estadounidense Crux, Prevost se deja llevar a consideraciones más políticas que apenas ha hecho en estos cuatro meses en el cargo. El libro, titulado León XIV ciudadano del mundo, misionero del siglo XXI (Penguin Random House) y que se publicará en España en octubre, contiene en el texto que se ha adelantado una frase llamativa sobre la democracia, aunque pronunciada en un contexto muy preciso, en una reflexión sobre el proceso sinodal. Es un fuerte debate interno en la Iglesia sobre lograr un gobierno compartido de la institución, en el que participen no solo prelados sino laicos. En el marco de esa explicación, Prevost afirma: “No se trata de intentar transformar la Iglesia en una especie de Gobierno democrático, ya que, si miramos a muchos países del mundo hoy en día, la democracia no es necesariamente una solución perfecta para todo. Se trata más bien de respetar, de entender la vida de la Iglesia por lo que es y decir: ‘Tenemos que hacer esto juntos’. Eso ofrece una gran oportunidad para la Iglesia, para que se relacione con el resto del mundo. Desde la época del Concilio Vaticano II, eso ha sido significativo, y todavía queda mucho por hacer”.
En otro pasaje, hablando de la polarización política y la situación internacional, defiende “construir puentes a través del diálogo”. En ese sentido, hace un razonamiento sobre Naciones Unidas, que “desafortunadamente, parece reconocerse en general que, al menos en este momento, han perdido su capacidad para el multilateralismo”. “Mucha gente está diciendo: ‘Hay que hacer un diálogo bilateral’, porque hay obstáculos en el camino en diferentes niveles para que las cosas multilaterales avancen. (..) Tenemos que seguir recordándonos el potencial que tiene la humanidad para superar la violencia y el odio que nos divide cada vez más”.
La brecha social de salarios y Elon Musk
Al ahondar en las raíces de la polarización, el nuevo papa la atribuye a “la pérdida de un sentido más elevado de la vida humana (…), el valor de la familia y el valor de la sociedad”. “Si perdemos el sentido de esos valores, ¿qué importa ya?“, se pregunta. Luego también cita como otro de los motivos de la división social ”la brecha cada vez más amplia entre los niveles de ingresos de la clase trabajadora y el de los más ricos”. Argumenta que los ejecutivos que hace 60 años ganaban “de cuatro a seis veces más que los trabajadores, ahora, según las últimas cifras que vi, ganan seiscientas veces más”. “Ayer leí la noticia de que Elon Musk va a ser el primer trillonario del mundo. ¿Qué significa eso y de qué se trata? Si eso es ya lo único que tiene valor hoy, entonces estamos en un gran problema”, advierte.
Preguntado acerca de los intentos de mediación del Vaticano en la guerra de Ucrania, León XIV asegura que “la Santa Sede, desde que comenzó la guerra, se ha esforzado mucho por mantener una posición verdaderamente neutral”. “Seguimos teniendo esperanza. Creo firmemente que no podemos perderla, nunca. Tengo grandes esperanzas en la naturaleza humana. Está el lado negativo. Hay malos actores, hay tentaciones. En cualquier lado, de cualquier posición, se pueden encontrar motivaciones que son buenas y motivaciones que no son tan buenas. Y, sin embargo, seguir animando a la gente a mirar los valores más altos, los valores reales, marca la diferencia. Puedes tener esperanza, y seguir intentando presionar y decirle a la gente: hagamos esto de una manera diferente”.
En una vertiente más íntima, la periodista pregunta al Papa sobre sus dos nacionalidades, y si se siente más cercano a la identidad peruana o la estadounidense: “Creo que la respuesta es: ambas a la vez. Soy, obviamente, estadounidense, y me siento muy estadounidense, pero también amo mucho al Perú, al pueblo peruano, por lo que eso es parte de lo que soy.(…) Eso también se refleja en el aprecio que tengo por la vida de la Iglesia de América Latina, que fue significativa tanto en mi conexión con el papa Francisco como en mi comprensión de parte de la visión que él tenía para la Iglesia y cómo podemos seguir adelante en términos de una verdadera visión profética para la Iglesia de hoy y de mañana”.
Al insistir la entrevistadora sobre a quién animaría en un partido de fútbol entre Perú y Estado Unidos, responde con una anécdota de la infancia: “La gente sabe que soy aficionado de los White Sox, pero, como papa, soy aficionado de todos los equipos (…) Incluso en casa, crecí siendo aficionado de los White Sox, pero mi madre era de los Cubs, así que no podías ser de esos aficionados que excluyen al otro bando. Aprendimos, incluso en los deportes, a tener una postura abierta, dialogante, amistosa ¡porque de lo contrario puede que no hubiéramos cenado!“.