martes, octubre 14, 2025

Muere Claudia Cardinale, icono del gran cine italiano | Cultura

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El vals de El gatopardo, su aparición flotando en la luz veraniega en Ocho y medio, o la princesa cautivadora de La pantera rosa son algunas de las imágenes que Claudia Cardinale, fallecida este martes a los 87 años, deja en la historia del cine. Estas tres grandes películas son todas del mismo año, 1963, y que estuviera en las tres a la vez en los cines de todo el mundo dan una idea del impacto que supuso la irrupción de la belleza y el talento natural de Claudia Cardinale en las pantallas. Bastaría tan solo con haber rodado uno de esos filmes para ser ya una estrella, pero además hizo 120 películas que la convirtieron en un mito del cine mundial, en la época dorada del cine italiano. Trabajó con los más grandes: Visconti, Fellini, Germi, Monicelli, Leone, Edwards… Con ella se va una de las últimas grandes actrices de esos años, solo queda Sophia Loren.

Cardinale ha fallecido en su casa de Nemours, cerca de París, según ha anunciado su agente a la agencia AFP en la noche del martes, Laurent Savry. Se había instalado allí hace años, y Francia era uno de los tres países de su vida. Además de Italia, el otro, el primero, era Túnez, donde nació en 1938, cuando era un protectorado francés, en una familia de inmigrantes sicilianos. Allí la descubrió para el cine un director francés, René Vautier, que la vio delante de su colegio y quedó fascinado. “Se me acercó y me dijo si podía hablar con mi padre”, contó en una entrevista. La fichó para un cortometraje, Les Anneux d’or, que triunfó en Berlín y después ganó, sin saberlo, un concurso de belleza en la que fue proclamada la más guapa de Túnez.

Su entrada en el cine es con 20 años, cuando apareció por primera vez en un largometraje, y era ya una obra maestra: Rufufú (1958), la comedia de Monicelli sobre unos ladrones patosos y muertos de hambre. Aunque apenas salía unos minutos, era una presencia arrebatadora y enseguida comenzó a abrirse camino en el cine. El productor de ese filme, Franco Cristaldi, se convirtió años después en su primer marido, aunque tras separarse de él su pareja durante muchos años fue Pasquale Squitieri, otro realizador italiano, con tuvo un hijo. Pero ya en aquel mismo año de su primera película, 1958, había dado a luz a su primer hijo, una dolorosa historia oculta que se supo años más tarde: era fruto de una violación.

Hasta su año de gloria de 1963 firmó películas impecables, pues grandes directores la reclamaron enseguida y confiaron ella. En esos títulos, que ahora son de culto, fue dejando una huella cada vez más notable, como Un maledetto imbroglio (1959), de Germi; El bell’Antonio, de Bolognini, con Mastroianni, Rocco y sus hermanos (1960), su primer trabajo con Visconti, y La chica con la maleta (1961), de Zurlini.

(Noticia de última hora. Habrá ampliación)



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