jueves, julio 17, 2025

Academia de Inventores : Una escuela para los genios del futuro | Negocios

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Cuando a Luis Martín le preguntaban de pequeño qué quería ser de mayor lo tenía claro: inventor. Sus padres no sabían muy bien qué estudios podrían acercarlo a su objetivo y acabó siendo ingeniero electrónico e industrial. Pero ya con veintitantos aquel anhelo infantil no se había desvanecido y decidió emprender un camino autodidacta a la invención que lo llevó después a fundar una escuela para niñas y niños que se atreviesen a soñar con lo mismo. “Academia de Inventores surge de esa frustración o de esa necesidad de despertar vocaciones científico-tecnológicas cuando de verdad existen. No que haya que esperar a que alguien acabe la carrera para poder decidir qué quiere ser de mayor”, dice Martín.

La Academia de Inventores abrió sus puertas en Zaragoza en 2019. Por aquel entonces, Martín y sus dos socios, Esther Borao y Jorge Mata, tenían una empresa de desarrollo tecnológico-creativo. “Hacíamos cosas en tecnología, pero enfocada muy al arte”, cuenta el también director ejecutivo. “Pero la realidad es que eso no nos daba para vivir. No llegábamos a cobrar 1.000 euros cada uno de los socios y empezamos a dar formaciones a niños y niñas en el tiempo que nos quedaba ocioso”, recuerda. En verano de ese año, les planteó dedicarse en exclusiva a la educación.

Mientras preparaban un taller para Edelvives, un trabajador de la editorial los escuchó hablar de la búsqueda de un local para la escuela y les propuso presentarles el proyecto. Tras varias reuniones, acordaron poner en marcha un piloto en un espacio que el grupo tenía en la capital aragonesa. “Probamos tres meses y a los tres meses habíamos conseguido 100 alumnos”, señala Martín. Edelvives, animada por la idea y satisfecha con la ejecución, les ofreció hacerse con una parte de la start-up, actualmente algo por debajo del 50%, para contribuir a su expansión: “A que ya no fuera una idea o un piloto, sino que fuera algo que pudiéramos franquiciar en todas las ciudades de España”.

Academia de Inventores tiene hoy tres sedes propias, la original y otras dos en Madrid y Valencia, y ya tantean otras localizaciones como Salamanca, Asturias o Segovia. En los próximos cinco años aspiran a contar con entre 10 y 15 centros entre propios y franquiciados. “E intentar conseguir que haya una academia en cualquier municipio de más de 100.000 habitantes, que es nuestro objetivo de modelo de negocio principal”, añade Martín. Sus centros funcionan como un conservatorio. El alumnado acude una vez a la semana a cursar las cuatro asignaturas que imparten —mecánica, robótica, ciencia y programación— en espacios equipados, y suben de nivel cada dos años. El abordaje varía dependiendo de la edad, de modo que, por ejemplo, los más pequeños hacen actividades individuales en cada área y los mayores trabajan en un proyecto por curso. “Tenemos 400 o 500 alumnos anuales que de manera recurrente están apuntados a nuestras academias”, dice Martín sobre esta línea del negocio, responsable de la mayor parte de los 1,3 millones de euros que factura la compañía.

Campamentos

Además, ofrecen extraescolares en centros educativos, formación a docentes y cumpleaños temáticos. “Y ahora en verano tenemos unos 2.500 niños en toda España en nuestros campamentos”, cuenta este zaragozano de 35 años sobre este formato con un enfoque más lúdico. Durante la pandemia también ofrecieron clases en línea, que interrumpieron después. “Ahora estamos trabajando en la opción de dar un curso online el año que viene con una suscripción de materiales”, apunta haciendo referencia a la importancia de la práctica en su método.

La empresa, que comenzó con los tres fundadores, tiene hoy un equipo de 30 personas y, dice Martín, ha crecido de manera orgánica y sin endeudamiento.



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