La vida de los actores infantiles no siempre es sencilla, sobre todo cuando dejan atrás esa infancia. Que se lo pregunten a Macaulay Culkin, que ha tardado años en salir del infierno. O a Jake Lloyd, que se ha cambiado de nombre para no aguantar más comentarios sobre La amenaza fantasma. O a Miko Hughes, que actualmente es neurólogo. O, por qué no, a Roger Príncep, un actor español sobre el que se posaron todos los ojos de la industria en el estreno de El orfanato, con tan solo nueve años, y que después desapareció de nuestras pantallas… aunque, en el fondo, siempre ha estado ahí.
De dueño de zoo a actor secundario
Antes de salir en el cine, Príncep prácticamente jugaba en los platós. Rodó anuncios para Danonino, Bancaja o Cola-Cao antes que le dieran su primera gran oportunidad en El Orfanato, dirigido por JA Bayona y junto a Belén Rueda. De aquella experiencia ganó una nominación al Goya, premios por todo el mundo, entrevistas, reconocimiento y unas cuantas películas mientras aún le duraba la cara de niño, como Los girasoles ciegos o Pájaros de papel, además de papeles episódicos en Los hombres de Paco y El Internado.
Pero ese chavalín que en 2008 declaraba que quería trabajar en un zoo mientras hacía sus pinitos como actor tuvo que ver cómo las oportunidades se iban esfumando poco a poco, a medida que se iba haciendo adolescente y no terminaba de encajar en ningún papel. De hecho, entre 2011 y 2017 solo hizo cortometrajes y un par de episodios televisivos. Pasaba ya los dieciocho años y se estaba dando cuenta de que la carrera iba a ser de fondo.
Príncep ha seguido luchando por mantenerse ahí (aunque siga siendo reconocido sobre todo por El Orfanato) y últimamente le hemos podido ver en Disney+ como uno de los personajes de la telenovela diaria Regreso a las Sabinas. Además, en su Instagram podemos ver que, aunque quiere terminar trabajando en Estados Unidos, de momento pide papeles en Francia. Eh, ¿quién dijo que a los 26 años no puedes ser un actor revelación por segunda vez en tu vida?