Berta es fresca, divertida, agradable; es argentina, uruguaya y mexicana. Alegra las tardes y prende las noches con comida, tragos y buena música. Berta es Eli Varscher, Gaia Lampreabe y Sabrina (Sasu) Crottogini, las jefas de este bar que se ha convertido en el hot spot de la colonia Cuauhtémoc. “Berta era mi tía y ejemplifica un poco lo que somos todas: una mujer que vivió su vida como quería, que se gozó, que le gustaba comer, que estaba con hombres cuando se le cantaba, superindependiente, que cagó a su marido, todo eso”, dice Eli. Completa Sasu entre risas: “es tu tía borracha de confianza”.
La tía Berta ya murió, pero inspiró a estas tres emprendedoras a ser de las pocas excepciones en el mundo de los bares, un sector muy masculino. Sasu cuenta: “A mí personalmente me pasaba que todos los lugares de México de gastronomía están liderados por hombres. Y llegó un punto donde dije: ‘Hace falta más presencia femenina, vamos a hacerlo”. Lo pensaba, lo decía y lo discutía con sus amigas. Conoce la industria. Llegó de Argentina hace tres años para comercializar vinos naturales —junto con Gaia— y ha pasado por las incómodas “reuniones” de trabajo que disfrazan citas. Gaia —no pudo asistir a la entrevista— es la administradora de este trío, que completa Eli, la primera en aterrizar en México desde Uruguay, hace siete años, y que se ha dedicado a ser promotora de la industria gastronómica.

En una borrachera —seguramente rondaba por ahí el espíritu de la tía Berta— las tres maquinaron la idea de fundar su bar. Eli cuenta que, “el proyecto nace del lado de la amistad y después nos hicimos socias. Además la energía de bar nocturna, de alcohol, siempre está muy asociada a los hombres y nos divertía mucho la idea de ser tres amigas mujeres al frente de un lugar donde la oferta sea pesada en alcohol”.
Del dicho al hecho hay mucho trecho, a veces. Pensaron todo entre copas y en pocos meses ya tenían local en Río Hudson, una de las callecitas más tranquilas de la colonia Cuauhtémoc. “El desafío era que sabíamos que era un lugar destino. Tuvimos que creer demasiado en nosotras porque no es que estamos en Álvaro Obregón y la gente pasa caminando; es un sitio donde o sos vecina y encantamos a la comunidad o realmente te tomás un Uber para venir”, dice Eli, y casi al unísono revela Sasu: “¡Tuvimos miedo!”.
Nada da terror aquí. Las chicas primerizas en administrar y regentar algo propio, dieron en el clavo. Se mueven ligeras entre las mesas, saludan a los vecinos de nombre, son por igual un punto de encuentro del barrio, de la comunidad argentina y la LGBTQ+, aunque la mayor señal de éxito según Eli es que, “los amigos nos puede querer, pero si llegaban y no estaba bueno, no volvían. Te da una oportunidad, capaz dos y ya. Si jala ahora y todas las mesas que están acá no las conozco, es porque lo que estamos ofreciendo está bueno”.
Es martes a media tarde y hay casa llena. Sasu dice que “sin querer queriendo tenemos a la mitad de la vecindad acá adentro siempre”. Tener un espacio donde se encuentre el barrio es básico para tejer comunidades. A veces es la panadería, el café, la cantina o, en este caso, el bar. Una de las grandes cualidades de la Ciudad de México, una urbe monstruosamente grande, es que persisten los barrios, y junto con ellos, los vecinos metiches que unen y la hacen sentir pequeña como un pueblo.
Entre conocidos y desconocidos, Berta es cómoda como la sala de un amigo y esa era la intención, asegura Eli: “Que te sientas como en tu casa, que te podamos atender nosotras”. Sasu le hace eco: “Siempre buscamos las referencias de que sea como un living; que estés a gusto, digamos. Que el ambiente sea seguro, con un precio justo dentro de lo que podemos”.
Ambas aseguran que suelen discutir en cuanto a los precios y a todo prácticamente. Las discusiones terminan en acuerdos. El triángulo funciona, Eli y Sasu están a tope en el servicio y las relaciones públicas, y Gaia se encarga de los números. Sus compañeros, la barmaid Jessica Beristain y el chef Cesar Pérez, completan la maquinaria que hace funcionar a Berta.

Martini muy sucio como Eli para Eli y un Sasusabor para Sasu, cada uno de estos cócteles son sus favoritos. Eli explica por qué tanta suciedad, “me gusta mucho el Martini sucio, muy sucio, más sucio de lo normal, con mucha salmuera y aceituna”. Sasu da otra explicación para su preferido: “Tiene dos bebidas que a mí me encantan, whisky y vino tinto. Entonces siento que es un trago que me identifica: cortito, fuerte, fresco y tras”. Vale decir que Sasu no es tan cortita, es alta y morena, y nunca pensó que disfrutaría tanto del servicio. “A mí por lo menos me divierte mucho cuando viene gente y estar acá como sabes: ¿Te gustó esto, querés probar esto, querés probar lo otro?”.
Entonces acercan una hermosa mantequillera plateada —el objeto de deseo que invariablemente los clientes fotografían para el Instagram— pan artesanal y sardinas enlatadas. Eli asegura que, “era lo que me daba mi tía de comer cuando la visitaba”. Es sencillo, untas la mantequilla en el pan, pones encima las sardinas y unas gotas de limón amarillo. Suficiente y rico.
Entre la vajilla de cristal como sacada del baúl de la tía, las copas regordetas donde sirven los postres y el mobiliario, hay muchos detalles pensados al milímetro por las tres. Y he de confesar que un rincón memorable es el baño, no solo es por el azulejo verde botella del suelo al techo, sino también porque la música es distinta a la del salón. Acá suena la canción Porque te vas (no es ¿Por qué te vas? Error repetido miles de veces) interpretada por la cantante hispano británica Jeanette. No suena una vez, suena en loop siempre. Algo que solo lo perciben quienes pasan muchas horas en Berta o van seguido.
La idea del loop fue de Eli: “Me gusta mucho darle guiños divertidos, que también nos identifica a todas nosotras, cómo hacer esos pequeños detalles que te pueden hacer recordar un lugar”.
El primer vinilo de Britney Spears ubicado sobre una repisa es otro de los objetos fetiches que le dan identidad al bar. Britney es un símbolo, no solo una cantante de pop. Baby one more time la hizo famosa a los 16 años. Se consolidó, mientras el público la convertía en una mujer hiper sexualizada, que un día, como cualquier persona rebasada por los problemas, se rapó la cabeza frente a una cámara. Loca. Las mujeres que mostramos nuestro enojo, damos nuestra opinión o simplemente no seguimos reglas impuestas, somos locas, siempre mejor serlo y atrevernos. Eli, Sasu y Gaia se atrevieron a fundar un bar. Eligen todo: la música, los tragos y son las anfitrionas de este rincón que ya es el favorito de la colonia Cuauhtémoc.
Berta
Categoría: Bar
Dirección: Río Hudson 15, colonia Cuauhtémoc, Ciudad de México.
Precio: $700 pesos.