miércoles, marzo 12, 2025

Bienal FEMSA, el pulso del arte contemporáneo en México

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En poco más de treinta años, desde 1992, la Bienal FEMSA se ha consolidado como una de las colecciones y proyectos curatoriales de arte contemporáneo más importantes en nuestro país y América Latina.

Primero como un concurso y más tarde a manera de iniciativa colaborativa e itinerante, generadora de enlaces, ha sido el punto de apoyo fundamental para muchos de los artistas que a partir de ella consolidaron sus trayectorias en una época donde el arte contemporáneo encontraba resistencia y, al tiempo, traía consigo una serie de cuestionamientos sobre los formalismos artísticos y la responsabilidad social del artista.

Una de esas creadoras es Betsabeé Romero, quien resultó ganadora del Premio de Adquisición Instalación en la segunda Bienal FEMSA con la pieza Refugio para un lecho de rosas (1994), una cama de madera cubierta por centenares de rosas secas rojas y blancas que ha vuelto al lugar donde nació, Monterrey, junto con el regreso de la Bienal FEMSA a su ciudad de origen, con la exposición 30 años en el mundo del arte. Una revisión de la Bienal FEMSA , un vistazo a tres décadas de este gran aparador para la creación contemporánea, con un particular énfasis en las primeras ediciones que determinaron el devenir del proyecto e impulsaron el trabajo de creadores en el país.

“La Bienal para mí fue un momento crucial para entrar en otro punto de mi carrera, porque recibí el premio a los siete meses de embarazo de mi primera y única hija. Y como mujer profesionista, fue el inicio de una vida en la que ser madre nunca me impidió seguir trabajando a todo lo que da, y la Bienal me impulsó muchísimo, ya que después del premio se me dio la primera exposición individual (…) y me enseñó la importancia de documentar y guardar la memoria de esfuerzos múltiples como los que confluyen en una exposición”, mencionó Romero, presente en la inauguración de la muestra.

La exposición está integrada por más de 80 obras de 54 artistas incorporadas a lo largo de sus quince ediciones. Además, se trata del regreso a casa de este proyecto, Monterrey, después de hacer itinerancia por Zacatecas, Michoacán y, finalmente, Guanajuato el año pasado.

Obras que han
trascendido el tiempo

Este gran catalejo fijado sobre tres décadas de ejercicio de la Bienal FEMSA se exhibe a partir de este jueves en la Nave Dos y la Fototeca de Nuevo León, en el Centro de las Artes del Parque Fundidora, en la capital regiomontana.

Y es precisamente la cama de rosas de Betsabée Romero una de las piezas que reciben al público en la muestra, como también lo hace la escultura La bestia (1994), de Gerardo Azcúnaga.

Además se exhiben las instalaciones Trayectos (1998), de Miriam Medrez, Premio de Adquisición de la IV Bienal; Escuelas del arte , (1992), de Adolfo Patiño, que fue Mención honorífica de la primera Bienal; El alimento (1996), de Claudia Fernández, ganadora del Premio de Adquisición de la tercera edición, y Calzado de alta resistencia (2001), de Sandra Cabriada, otro Premio de Adquisición pero de la quinta Bienal.

También se expone la obra pictórica que cuestionó los formatos tradicionales de los materiales de la pintura bidimensional, Emiliano Morales de la Mora jugando… (2005), de Gabriel de la Mora, ejecutado con pelo humano y pelo sintético sobre papel, Premio de Adquisición de la séptima edición, así como la pieza móvil El piso se mueve (2020), de Patricia Belli, un trabajo comisionado para la XIV edición.

Una iniciativa para
el arte en transformación

“La Bienal, cuando surge, a principios de los años 90, se presentó como un certamen de pintura y escultura exclusivamente, con parámetros muy claros, como solían hacer los concursos, con formatos y medidas muy precisas. Pero la creatividad y la imaginación de los artistas difícilmente se ajusta a esos parámetros y siempre los está cuestionando, trata de renovar las prácticas. Pero aquella fue una época de muchos cambios en lo social y político. Hubo cambios estructurales muy fuertes que permitieron una sociedad más libre y sin restricciones. Fue un caldo de cultivo ideal para el surgimiento de muchas otras obras artísticas. Aquí lo vemos en el arte contemporáneo, pero también lo vimos en la moda, la música y el diseño editorial”, mencionó Garza Usabiaga, director del Museo del Palacio de Bellas Artes y curador de la muestra, durante el recorrido previo a la inauguración.

La Bienal, a final de cuentas, agregó, construyó patrimonio y memoria histórica sobre la creación contemporánea en México, dado que “en aquella época muchas obras no sobrevivían porque no las compraban. Los artistas se tenían que hacer cargo de ellas. Había momentos donde ya no las podían almacenar o preservar, y muchas se tenían que descartar”.

Aseguró que fue gracias a estos premios de adquisición que “hay un poco de memoria histórica de los años 90. Hay museos que hoy en día buscan piezas de aquellos años como si fueran pepitas de oro en un río. Pero la Bienal fue lo suficientemente radical y aventurada para coleccionar y cuidar todas estas piezas de vanguardia que eran difíciles de aceptar, comprender y sobre todo cuidar”.

A la presentación de la muestra asistieron Melissa Segura, secretaria de Cultura de Nuevo León; Ricardo Marcos, secretario técnico de Conarte; Rosa María Rodríguez, directora del Centro de las Artes; Laura Pacheco, gerente de Colección y Bienal FEMSA, además del ya mencionado Daniel Garza Usabiaga, como curador de la muestra.

En el acto, Laura Pacheco garantizó que la Bienal seguirá en constante evolución.





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