Canadá quedó exenta de los aranceles del 10% a todas las importaciones que, como base, impuso este miércoles Estados Unidos a decenas de sus socios comerciales. Tanto para el vecino del norte como para México sigue en vigor, después de semanas de idas y venidas, de amenazas y de llamadas telefónicas para apaciguar los ánimos, el tratado de libre comercio (T-MEC) que une a los tres países.
Donald Trump anunció esos aranceles en un acto pomposo en la Rosaleda de la Casa Blanca, en el que también dijo que en unas horas, en los primeros minutos del 3 de abril, entrarían en efecto los gravámenes de un 25% anunciados la semana pasada para todos los coches extranjeros. La confirmación de esos gravamenes supone un duro golpe para Canadá, y en especial para Windsor, en Ontario, que es la “ciudad del automóvil”, del mismo modo que al otro lado de la frontera lo es Detroit.
El presidente estadounidense no detalló durante ese evento, que el presidente celebró como “el día de la declaración de la independencia económica americana”, nuevos aranceles para México ni para Canadá, país que, con todo, no se libra los gravámenes impuestos hace tres semanas al acero y el aluminio, dos productos en los que es líder.
En una llamada con periodistas, un alto funcionario de la Casa Blanca había dicho minutos antes del principio de la comparecencia de Trump: “En este momento, Canadá y México siguen sujetos a la Emergencia Nacional relacionada con el fentanilo y la migración, y ese régimen arancelario persistirá mientras persistan esas condiciones, y estarán sujetos a ese régimen, y no al nuevo régimen”. Esos aranceles los impuso Trump en febrero, luego los aplazó, para volver a decretarlos brevemente, antes de decir que quedaban libres todos los productos incluidos en el T-MEC.
Los analistas de las televisiones canadienses no acababan de creerse que el país se hubiera librado de la declaración de la última guerra comercial de Trump, y recomendaban esperar a leer la letra pequeña del decreto que firmó el presidente este miércoles después de hablar. Cuando este finalmente llegó, confirmó que los productos protegidos por el T-MEC (en la práctica, casi todos) siguen disfrutando de las ventajas del libre comercio.
La sorpresa llegó cuando, en un momento de su comparecencia, Trump sacó una tabla de países para explicar que algunos, a los que considera que tratan más injustamente a Estados Unidos, sufrirán gravámenes más altos. Esa lista la encabezaban China (gravámenes del 34%), la Unión Europea (20%) y Vietnam (46%), y en ella ni el vecino del norte no estaba incluido.
El discurso, de casi una hora, supone una grave escalada en la guerra comercial global que Trump parece dispuesto a desatar a toda costa, y era el primer evento que organizaba en la rosaleda desde su regreso al poder. Durante es tiempo ha fantaseado con la idea de convertir Canadá en el Estado número 51 de la Unión y ha acusado a su Gobierno de “estafar” a los anteriores inquilinos en la Casa Blanca (salvo él, claro, entre 2017 y 2021).
La comparecencia de Trump, llena de palabrería y propaganda, fue seguida en directo por políticos, empresarios, trabajadores y consumidores de este lado de la frontera. Buscaban un poco de claridad, y no la obtuvieron todo, pero a cambio lograron lo que parecía un sonoro alivio.
La palabra “Canadá” tardó unos 11 minutos en ser pronunciada por Trump, que antes había dicho que “los amigos comerciales son a veces peores que los enemigos”. “Nos imponen un arancel del 250 al 300% a muchos de nuestros productos lácteos. No es un panorama agradable, no nos gusta y no es justo para nuestros agricultores”, dijo el presidente, que repitió un mensaje recurrente en estas semanas: que Estados Unidos “subvenciona” a su vecino del norte con “cerca de 200.000 millones de dólares al año”
No está claro de dónde sale ese número. Sí, que, Estados Unidos no paga directamente a Canadá ningún dinero. También, que, según cálculos del Departamento de Comercio estadounidense, Ottawa exportó en 2024 a su principal socio comercial bienes por importe de 412.696 millones de dólares (unos 380.000 millones de euros), e importó mercancías por valor de 349.360 millones de dólares. De modo que el déficit comercial se situó en 63.336 millones, un 1,5% menos que el año anterior.
Antes del gran momento, Carney presidió una reunión del Consejo de Relaciones entre Canadá y Estados Unidos. El primer ministro y líder del Partido Liberal suspendió todos los actos de la campaña con la que busca sustituir a su predecesor, Justin Trudeau, en las elecciones que él mismo ha convocado para el 28 de abril, para viajar a Ottawa, y seguir las noticias del día desde su oficina.