El avance chino multiplica por 4.760 la velocidad anterior en comunicación cuántica directa, alcanzando 2,38 kbps a través de 105 km de fibra óptica mediante un innovador protocolo unidireccional
China ha roto todos los límites de la comunicación cuántica con un sistema capaz de transmitir 2,38 kilobits por segundo a través de 105 kilómetros. Este avance, desarrollado por investigadores de la Universidad de Tsinghua, pulveriza el récord anterior de apenas 0,5 bits por segundo, multiplicándolo por 4.760, una cifra que deja claro quién lleva la delantera en esta carrera tecnológica.
Los científicos chinos han presentado estos resultados, tal y como recogen en Interesting Engineering, tras implementar un protocolo unidireccional que reduce drásticamente las pérdidas en la transmisión. La clave está en enviar fotones en una sola dirección, evitando el intercambio bidireccional que hasta ahora limitaba tremendamente la eficiencia. Un cambio aparentemente simple pero con resultados espectaculares.
El espionaje cuántico es misión imposible (y no hablamos de la película)
Lo revolucionario del sistema no es solo su velocidad. La técnica QSDC (Comunicación Cuántica Directa Segura) codifica los datos directamente en estados cuánticos de los fotones, sin necesidad de generar claves de cifrado separadas como hacen los sistemas actuales. Esto convierte cualquier intento de espionaje en algo detectable al instante.
“Si alguien intenta interceptar la comunicación, altera inevitablemente los estados cuánticos y lo detectamos inmediatamente“, explica el profesor Long Guilu, director de la investigación. No es una promesa de marketing ni una exageración técnica: es física cuántica pura y dura aplicada a la seguridad de datos.
Para conseguir este hito, el equipo tuvo que resolver tres problemas que parecían imposibles: crear “máscaras” que protegen los estados cuánticos del ruido ambiental, diseñar un sistema capaz de procesar un millón de fotones cada segundo, y mantener emisor y receptor perfectamente sincronizados con ajustes cada 100 nanosegundos.
Y lo más impresionante: el sistema funcionó durante siete días consecutivos sin un solo fallo. Mientras algunos gigantes tecnológicos occidentales anuncian avances que solo existen en PowerPoints, los investigadores chinos demuestran con hechos que su tecnología ya funciona en condiciones reales.
Este logro llega apenas unos meses después de que China presentara su procesador cuántico Tianyan de 504 qubits, dotado con el chip superconductor Xiaohong. Parece que la estrategia china es clara: dominar tanto el procesamiento como la transmisión cuántica, los dos pilares fundamentales de la próxima revolución tecnológica. Mientras tanto, en Occidente, Telefónica e IBM han firmado una alianza para desarrollar sistemas “quantum-safe”, una medida defensiva ante el avance chino.
Aunque 2,38 kbps suene a Internet de los años 90 (comparado con nuestros gigabits actuales), hay que entender que estamos hablando de transmisión cuántica a través de 105 kilómetros de fibra estándar. Para ponerlo en perspectiva: es como comparar el primer teléfono móvil con un smartphone actual. La importancia no está en la velocidad bruta, sino en haber demostrado que la tecnología funciona a escala práctica.
Las aplicaciones de esta tecnología son inmediatas en sectores donde la seguridad es crítica: sistemas bancarios, infraestructuras energéticas, comunicaciones militares y gubernamentales. Cualquier dato que no pueda permitirse ser interceptado encontrará en esta tecnología su próxima capa de protección.
El siguiente objetivo de los investigadores chinos ya está definido: llevar esta misma tecnología a comunicaciones por satélite, donde ya realizan pruebas a distancias superiores a 1.000 kilómetros. Si lo consiguen, China habrá cerrado el círculo de una red de comunicaciones cuánticas global prácticamente inviolable.
Mientras Europa debate sobre regulaciones y Estados Unidos invierte en startups que prometen avances futuros, China simplemente los entrega. Y este récord demuestra que la distancia tecnológica, lejos de reducirse, sigue aumentando.
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