Incluso fuera del rodaje, Williams bromeaba sin piedad, lo que, según DeVito, casi le cuesta la vida
Hace una década desde que Robin Williams nos dejó, pero su huella sigue presente en Hollywood y en la mente de todos sus seguidores. El actor de películas tan míticas como El club de los poetas muertos o Aladdín supo ganarse no solo el cariño de sus fans, sino también de sus compañeros de profesión. Williams era una fuente de risas y consuelo, lo que sigue siendo evidente en las anécdotas y recuerdos que quienes le conocieron siguen compartiendo. Entre todas las historias que sus amigos han contado, Danny DeVito reveló una especialmente peculiar: el día en el que, entre risas, casi pierda la vida por culpa de una de las bromas de Williams.
Durante una entrevista con Metro, más tarde recogida por NME, DeVito recordó cómo una broma de Williams estuvo a punto de convertir un divertido momento en una emergencia en el rodaje de Smoochy. Dirigida por el propio DeVito y estrenada en 2002, la película enfrentaba a Williams y Edward Norton en una comedia donde ambos eran presentadores de televisión de programas infantiles. A pesar de haber tenido carreras paralelas durante años, Smoochy fue el primer y único proyecto en el que Williams y DeVito compartieron pantalla.
Según DeVito, la química entre ambos fue instantánea y, en cuestión de pocos días, ya habían creado un espacio cómodo donde las risas y las bromas se creaban sin límite. Sin embargo, todas esas carcajadas provocaron una escena que se escapa a su control.
Estaba en el extremo hondo de la piscina y Robin no paraba de contar chistes. No soy buen nadador, y nunca me había reído tanto. Fue tanta la risa que, de repente, tragué un buen trago de agua y empecé a ahogarme. ¡Estuve cinco minutos tosiendo y sin poder respirar!
Entre risas y toses, DeVito recuerda cómo uno de los presentes se dio cuenta de que la situación era más seria de lo que parecía y tuvo que ayudarle a salir del agua. «Todos se morían de la risa y yo, ahogándome. Ni siquiera recuerdo el chiste, pero fue tan bueno que no podía parar«, continúa.
No es ninguna sorpresa que Williams tenía un talento innato para hacer reír a todo el mundo sin mucho esfuerzo. «Podía ser sobre cualquier cosa, aviones, bicicletas, cosas sin sentido», explica DeVito en la misma entrevista. «Era un payaso en el mejor sentido de la palabra, y por eso le adoraba«. Aparentemente, los improvisados monólogos de Williams podían hacer llorar de risa a cualquiera, y en este caso, también hicieron que DeVito bebiera más agua de la cuenta.
El protagonista de Matilda ha confesado que perder a Williams fue mucho más que perder a un compañero de profesión, sino a un verdadero amigo. La anécdota en el rodaje de Smoochy solo muestra una pequeña parte de la relación que el actor guardaba con todos sus allegados. Aunque su ausencia se sigue notando, sus anécdotas y su legado nos recuerdan cada día la alegría que proporcionó al mundo.