La salud mental es un aspecto crucial del bienestar general de la población, especialmente entre los jóvenes. En los últimos años, el incremento en los casos de ansiedad, depresión y otros trastornos mentales ha puesto en evidencia la necesidad de una mayor atención y recursos en este ámbito. Según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), este grupo poblacional es menos feliz. Vale destacar que la falta de bienestar psicológico no solo afecta el rendimiento académico y las relaciones interpersonales, sino que también tiene repercusiones a largo plazo en el desarrollo personal y profesional.
De acuerdo con el último Informe Mundial sobre la Felicidad, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hay una realidad preocupante: los jóvenes de todo el mundo declaran hoy niveles de felicidad inferiores a los de sus mayores. Desde 2006, éstos han disminuido en América del Norte, Latinoamérica, Europa, el sur de Asia, Oriente Medio y el norte de África. En ese sentido, este problema referido a la salud mental no está asociado únicamente a la pandemia de COVID-19.
Los motivos que afectan la felicidad de los jóvenes
Según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), hay varios factores que contribuyen a esta disminución de los índices de felicidad. Entre ellos se encuentran los económicos, sociales, digitales, así como del cambio climático e incertidumbre de mañana. En el caso de las redes sociales, que de manera positiva permiten mantenerse en contacto en tiempo real, pero muchas veces reproducen estereotipos y estándares que hay que seguir, para pertenecer a determinados círculos sociales (virtuales y físicos). La consecuencia de este aspecto es la falta de relaciones personales sólidas, por la disminución del tiempo libre, la movilidad geográfica o la ansiedad social.
Otro motivo según el FMI que preocupa a los jóvenes es la situación económica y laboral. La prosperidad es más lejana para los adolescentes, que para las generaciones anteriores. El acceso a la vivienda, educación y atención sanitaria, pueden ser obstáculos para obtener seguridad financiera y bienestar general. Estos factores generan estrés en los jóvenes y afectan su salud mental. La consecuencia es la ausencia de planificación financiera y el aumento de la incertidumbre sobre el futuro.
Según el FMI, las consecuencias graves y futuras del cambio climático pesan mucho sobre los adolescentes. Hay que destacar que ellos han recibido como herencia un planeta lleno de desafíos ambientales, lo que conlleva una falta de control o capacidad para abordarlos y emociones como la desesperanza y la ansiedad. Al mismo tiempo, el aumento de las divisiones sociales y políticas puede alimentar la ansiedad y la desesperanza. Vale mencionar que la negatividad constante puede ser emocionalmente agotadora.