sábado, julio 5, 2025

Dónde invertir en el segundo semestre: por qué Europa empieza a mirar de tú a tú a Wall Street | Negocios

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El año 2025 ha llegado a su ecuador. Cuando el almanaque cruza su cabo de Hornos particu­lar, bancos, gestoras de fondos y analistas de mercado hacen balance con el fin de preparar las carteras de inversión con vistas a la segunda parte del ejercicio. De momento, la cosecha del curso no está siendo mala para los ahorradores, con rentabilidades aceptables en buena parte de los activos, sobre todo si se tienen en cuenta todos los sobresaltos que se han acumulado desde enero. El segundo semestre también llega lleno de incertidumbre. En el lado económico el foco estará puesto en el impacto de la guerra arancelaria desatada por Donald Trump. El 9 julio se sabrá qué ocurre tras los 90 días de gracia que EE UU dio a sus socios comerciales. En el plano geopolítico, la guerra de Ucrania sigue sin desbloquearse y la tensión se extiende por todo Oriente Próximo, ahora con Irán como principal punto caliente.

Se presenta, por tanto, una segunda mitad del curso difícil para la gestión del dinero, pero no por ello yerma de oportunidades. Eso sí, habrá que tener cintura para adaptarse a los diferentes momentos de mercado y templanza en un entorno de volatilidad creciente. De momento, el consenso de analistas augura que se consolidarán las tendencias apuntadas en el primer tramo del año, es decir, mayores flujos de inversión fuera de EE UU, fortalecimiento del euro y unos bancos centrales que se aproximan a su estación de destino en cuanto a la rebaja de los tipos de interés se refiere. Los expertos hablan más de una economía de bloques y el paulatino deterioro de la globalización que había reinado en las últimas décadas. Estamos ante un nuevo escenario de enfrentamiento económico y tecnológico entre EE UU y China, y también ante el posible final del paradigma del dólar como divisa de reserva mundial, aunque aún sigue mostrando su preeminencia.

El crecimiento económico es la base sobre la que se elaboran todas las previsiones de inversión. Y este se está desacelerando. En su reunión de abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó sus previsiones para las principales zonas geográficas del planeta. En el caso de EE UU, el organismo multilateral recortó la estimación del avance del PIB al 1,8% frente al 2,2% anterior; en Europa la proyección pasó del 1,2% de octubre al 0,8% actual.

La inflación, a pesar de que el mayor proteccionismo y el encarecimiento del petróleo son gasolina para el incremento de precios, está más o menos bajo control. Esta relativa estabilidad del IPC, de continuar así, da cierto margen de actuación a las decisiones de política monetaria. “Esperamos que los bancos centrales mantengan por el momento una actitud de cautela según evolucionen los datos, con el mercado descontando solo dos recortes de 25 puntos básicos en el caso de la Reserva Federal para después del verano al haberse moderado las expectativas de recesión. En cuanto al BCE, y tras una bajada total de 200 puntos básicos, se siente cómodo con el nivel actual de tipos y estaríamos cercanos al final de los recortes, con el mercado descontando sólo una bajada más para después de verano”, explica Natalia Aguirre, responsable de estrategia de Renta 4.

En este entorno económico y geopolítico con tantas incógnitas por resolver, los analistas consultados mantienen un discurso muy similar en donde prima la diversificación por países y activos financieros, reduciendo su presencia en EE UU. Eso sí, avisan de que existe demasiada complacencia con la evolución del Viejo Continente. Lo que parece claro es que el dinero sale de los mercados estadounidenses a golpe de declaraciones y contradicciones de Trump, y monedas como el euro y el yen se muestran ahora como refugios para el ahorrador. Una búsqueda de seguridad que también se deja ver en los máximos del oro y en las criptomonedas con el bitcoin en cabeza por encima de los 90.000 dólares.

A continuación, se detallan las previsiones de los expertos para las principales categorías de activos.

Bolsa

Después de un buen primer trimestre en la publicación de resultados empresariales, las cuentas corporativas del segundo trimestre serán clave para ver el impacto de los aranceles y de los movimientos de las monedas en los beneficios de las compañías. Anthony Toupin, analista en Edmond de Rothschild Banca Privada, explica que las estimaciones para el segundo trimestre apuntan a un crecimiento del BPA (beneficio por acción) del 1% en Europa y del 5% en EE UU. “Estos resultados tendrán que confirmar esta tendencia para que los inversores vuelvan a centrarse en los fundamentales en lugar de en los impredecibles anuncios arancelarios y comerciales”, indica Toupin.

En Barclays apuestan por ir saliendo de las siete magníficas estadounidenses (Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta, Nvidia y Tesla) y rotar a mercados internacionales y sectores defensivos. Aconsejan especialmente a el Reino Unido por el alto dividendo que pagan sus acciones y los mercados de economías emergentes. Las preferencias de la entidad británica se centran en utilities (servicios públicos), consumo básico, salud y energía. La gestora Invesco también da un sesgo conservador a su cartera de acciones y avisa del riego de invertir en EE UU, ya que las acciones están sobrevaloradas, el dólar, débil, y también hay incertidumbre fiscal. Eso los lleva a reducir concentración en activos estadounidenses; favorecer acciones de calidad, baja volatilidad y dividendos altos. Además, ven una “oportunidad en el sector tecnológico chino por su valoraciones razonables y sus políticas de apoyo e innovación (IA, vehículos eléctricos)”, explican en un reciente informe.

La diversificación también es clave para los analistas de la gestora Fidelity, sobre todo porque “los activos estadounidenses muestran mayor volatilidad”. Su recomendación se basa en acciones de mercados emergentes como China, India y América Latina, ya que son atractivas por sus bajas valoraciones. En Fidelity creen que el BCE continuará bajando los tipos de interés. En Europa también destacan que “la política fiscal alemana expansiva puede revivir la región. Además, mejora la inflación en el Reino Unido, lo que facilita recortes por parte del Banco de Inglaterra”, indican.

Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de la gestora Carmignac, señala que en el sector tecnológico prefieren “las empresas de hardware y los hiperescaladores, cuyas valoraciones son mucho más bajas que las de las empresas de software. También nos gustan las tecnológicas chinas, que han demostrado su capacidad para pasar de imitadores a líderes de la manada”. Y añade que, a pesar de la gran atención que han recibido en los últimos meses, la renta variable europea y los mercados emergentes siguen infravalorados. “Combinamos empresas con modelos de negocio que producen y operan a escala local, empresas exportadoras con gran capacidad para fijar los precios y empresas expuestas a la economía interna en Europa”, dice Thozet. El experto de Carmignac destaca en América Latina el comercio electrónico y la banca como apuestas más claras.

La apuesta por Europa y los mercados emergentes en cuanto a acciones es una constante que se repite entre los analistas consultados. Roberto Scholtes, jefe de estrategia de Singular Bank, destaca que “el fuerte rebote de las Bolsas ha vuelto a mermar el potencial alcista una vez que las valoraciones son de nuevo exigentes, en especial en EE UU. Las ganancias dependerán en gran medida del todavía robusto crecimiento de los beneficios empresariales, y prevemos que sean algo mayores en Europa y Asia-Pacífico, y en sectores rezagados como salud e infraestructuras. Mantenemos una estrategia relativamente prudente dada la atractiva rentabilidad-riesgo del crédito corporativo de calidad”. Por mercados, los retornos esperados por Singular Bank son mayores en Europa (donde prefieren España y el Reino Unido) y Asia-Pacífico (incluido Japón) que en EE UU. Además, “las grandes tecnológicas de EE UU ya descuentan un crecimiento exponencial perpetuo y sus valoraciones son mucho más exigentes que las de Asia-Pacífico o que las de otros sectores beneficiados por la IA (inteligencia artificial) como salud e industria”, subraya Scholtes.

Los analistas de Deutsche Bank ponen el contrapunto y siguen apostando por Wall Street. “En EE UU las ganancias corporativas demostraron una vez más resiliencia en el primer trimestre. Los beneficios del S&P 500 crecieron un 14% anual, superando las expectativas en un 6,5%, y tres de cada cuatro empresas superaron las estimaciones. Muchas firmas reafirmaron sus planes de inversión. Las sólidas posiciones financieras también condujeron a recompras récord de acciones. En el espacio de tres meses se anunció un total de recompras por valor de 500.000 millones de dólares. Por lo tanto, confiamos en que las empresas del S&P 500 puedan registrar un crecimiento de las ganancias de un dígito alto en los próximos 12 meses”, argumenta la entidad alemana.

En el caso de Europa, los analistas de Deutsche Bank siguen siendo positivos: “Las acciones europeas han tenido un mejor comportamiento relativo en lo que va de año, impulsadas por la mejora del impulso económico, los recortes de tipos del BCE, la caída de los precios de la energía y las expectativas de un mayor gasto fiscal. Vemos un alza adicional, especialmente porque las acciones europeas todavía se negocian con grandes descuentos frente a sus pares estadounidenses, lo que creemos que ya no está justificado”, concluyen.

En esta misma línea, José Francisco Ibáñez, analista de renta variable de Tressis, considera que las Bolsas mantienen su atractivo. “En EE UU el crecimiento del 13% en el beneficio por acción y la flexibilización monetaria prevista por parte de la Fed podrían actuar como catalizadores de nuevas subidas. En Europa, el impulso industrial y de defensa, junto a valoraciones menos ajustadas que en EE UU, refuerzan el optimismo”, indica Ibáñez.

La gestora Amundi apunta a que la rotación continuará alejando el dinero del mercado estadounidense. “La renta variable de mercados desarrollados ofrecerá retornos bajos de un solo dígito en el segundo semestre. Favorecemos la renta variable global con un foco en las valoraciones, márgenes sólidos y selección sectorial temática (defensa e infraestructuras europeas, IA, desregulación en EE UU, reforma del gobierno corporativo en Japón, y el made in India). Somos positivos respecto a las acciones de empresas medianas europeas, y de alto dividendo en Japón. Sectorialmente, preferimos una combinación de valores cíclicos y defensivos, con prioridad en sectores domésticos y de servicios. Favorecemos compañías financieras y de servicios de comunicación frente a las empresas de energía y materiales”, indican en Amundi.

Operadores de la Bolsa de Fráncfort, el 27 de mayo. 

Por último, Natalia Aguirre se muestra más cautelosa con la evolución de las Bolsas: “Las valoraciones bursátiles vuelven a situarse en niveles exigentes en EE UU y Europa (no así en España), lo que sugiere una baja tolerancia a noticias negativas en el corto plazo. De esta forma, y aunque seguimos constructivos en renta variable a largo plazo ante la previsible ausencia de recesión global, a más corto plazo nos mantenemos cautos ante unos mercados que prácticamente han vuelto a máximos históricos tanto en EE UU como en Europa pese a los riesgos latentes de corte comercial y geopolítico”, concluye la experta de Renta 4.

Renta fija

La deuda pública de EE UU ya ha dejado de tener la máxima solvencia (triple A) por parte de las principales firmas de rating. El control del déficit estadounidense será determinante para la marcha de sus bonos que ya han sufrido algún susto con subida de la rentabilidad (se mueve de forma inversa al precio) hasta el 5,15% para el plazo de 30 años. Con esta amenaza sobre la mesa, la diversificación hacia otros mercados es clave. Rafael Valera, consejero delegado y gestor de renta fija de Buy & Hold, considera que en el caso de la deuda corporativa la clave seguirá estando en la evolución de los datos de inflación que muestran moderación en las últimas cifras publicadas. A ello habría que sumar las incógnitas geopolíticas. “Se mantiene un elevado apetito inversor en el mercado de crédito investment grade [grado de inversión o más solvente] y emisiones high yield [alta rentabilidad] robustas. En este sentido, en los últimos meses hemos visto muchas emisiones en euros que hace mucho no acudían a este mercado. Y en todos los casos han sido emisiones que han contado con una sobresuscripción de entre 5 y 10 veces”, indica.

Miguel Ángel Rico, director de inversiones de Creand Asset Management, sigue confiando en la deuda financiera subordinada y en los bonos ligados a la inflación como el segmento de renta fija que mejor podría comportarse en los próximos meses. “En cualquier caso, la renta fija en general debería tener un buen comportamiento por el respaldo de las decisiones de los bancos centrales”, augura.

En el campo de la renta fija, los analistas se centran sobre todo en bonos empresariales de elevada calidad y también en aquellos de alta rentabilidad a corto plazo y de economías emergentes. En Fidelity son muy contundentes: “EE UU tiene déficits fiscales a niveles de guerra, lo que reduce el atractivo de sus bonos del Tesoro como refugio seguro y la alternativa son los bonos alemanes (bunds) que podrían beneficiarse de un aumento del gasto público en infraestructura y defensa”. Además, destacan otras opciones de renta fija como los bonos de mercados emergentes, especialmente en Brasil y México, con rendimientos atractivos. Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, apunta a que en el mercado de bonos “hay que dirigirse a mercados emergentes, deuda del Tesoro de EE UU ligada a la inflación y deuda empresarial de mercados desarrollados”.

Desde Singular Bank prevén que las primas de la deuda a largo plazo seguirán elevadas, pero que aun así las curvas de tipos se aplanarán moderadamente conforme la Reserva Federal reanude la relajación de su política monetaria. Frente a los menguantes retornos de los activos monetarios (letras, pagarés…), en esta firma consideran que la mejor alternativa está en el crédito corporativo en plazos intermedios, incluidas las emisiones subordinadas de entidades financieras y los préstamos bancarios con colateral.

La visión de la gestora Amundi apunta a favorecer la deuda soberana europea y de mercados emergentes, que podrían beneficiarse de una combinación favorable de crecimiento e inflación y de un dólar más débil. “Somos tácticos en duración. En crédito, favorecemos deuda de alta calidad y preferimos el investment grade europeo frente al estadounidense. Somos neutrales en high yield [bonos basura], ya que los diferenciales podrían ampliarse hacia fin de año. Nos gustan los sectores financieros y el crédito subordinado, especialmente la deuda subordinada bancaria”, concluyen. Por último, desde Janus Henderson aconsejan “favorecer a los prestatarios corporativos menos expuestos a las perturbaciones del comercio y con modelos de negocio resistentes, pero con unos rendimientos relativamente altos”.

Divisas

El dólar ha sido la gran sorpresa en la primera mitad del año y actualmente por un euro se obtienen 1,17 dólares, frente a los 1,036 con los que comenzaba enero. Desde Carmignac apuntan a que el estatus de refugio de EE UU se está erosionando y eso tiene repercusiones en el billete verde. Por ello, optan por el euro y el yen japonés (activos más defensivos), “que deberían beneficiarse de una mayor repatriación de activos desde EE UU o de la creciente cobertura del riesgo de divisas”. Y añaden: “Europa tiene un inmenso nivel de ahorro y está enormemente sobreponderada en activos estadounidenses (aproximadamente un 50% de las carteras están invertidas en activos denominados en dólares) y en su mayoría sin cobertura. Un desmantelamiento, o simplemente una reasignación hacia activos europeos, bien podría enviar al cruce euro/dólar a la zona de 1,20”. Además, apuestan por monedas como el real brasileño y el peso chileno.

Para los analistas del Deutsche Bank, el euro puede beneficiarse de una política de dólar débil. “No es de esperar que el dólar pierda su papel como la moneda de reserva del mundo en el futuro previsible, ni que haya una depreciación extrema del dólar. Sin embargo, es probable que las fuertes entradas en dólares en los últimos años den lugar a una mayor diversificación por parte de los inversores. Vemos el euro/dólar en niveles de 1,18 al comienzo del nuevo semestre”, indican.

Con la debilidad de dólar como telón de fondo, desde la gestora Amundi dicen ver con “buenos ojos el yen japonés y el euro; mientras el franco suizo parece sobrevalorado, las divisas escandinavas y el dólar australiano resultan más atractivas”, matizan. Y los expertos de Fidelity también apuntan al euro y al yen japonés como claras apuestas porque ofrecen estabilidad ante la debilidad del dólar. “El rol del dólar como moneda de reserva está siendo cuestionado, lo que puede alterar su efectividad como refugio ante el riesgo. Diversificar fuera de EE UU será crucial a medida que los flujos de capital y la relevancia del dólar cambien”, explican.

Y, por último, desde JPMorgan esperan una gradual depreciación del dólar, pero sin llegar al colapso. También en Tressis dan una visión técnica de los movimientos del billete verde. “El euro se ha apreciado frente al dólar y cotiza ya en torno a 1,15 dólares, replicando el patrón que se observó durante el primer mandato de Trump. Este nivel es relevante desde el punto de vista técnico: si se consolida, podría allanar el camino hacia la zona de 1,20 dólares, niveles que no se veían desde 2021”, concluyen en Tressis.

Tienda de compra venta de oro en la Avenida de la Albufera, en Madrid.

El oro brilla con fuerza

Mil dólares en un año ha subido la onza de oro para rondar actualmente los 3.350 dólares (llegó a los 3.500 el pasado 22 de abril). Un rally que se aceleró con la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE UU. La guerra de Ucrania y las tensiones en Oriente Próximo son determinantes para que los inversores busquen refugio seguro al dinero. A ello hay que sumar las desavenencias dentro de la OTAN. Pero también hay razones económicas tras la subida del oro como la depreciación del dólar y las dudas sobre la deuda estadounidense y su sostenibilidad.

En Invesco apuntan a la función del oro como elemento contra la volatilidad política, la debilidad del dólar y los riesgos geopolíticos. Además, reduce la correlación con acciones y bonos tradicionales. El apetito por el preciado metal también tiene, según estos expertos, un componente estructural con la compra de los bancos centrales y los inversores, lo que “podría sostener precios incluso si EE UU evita la recesión. Sin embargo, en un escenario de tregua comercial, otros activos como acciones cíclicas o el propio dólar serían preferibles”.

Fidelity recuerda que el oro mantiene su rol como preservador de valor en contextos de incertidumbre y caída del dólar. En Deutsche Bank indican que continúa la fuerte demanda de los bancos centrales y los inversores asiáticos. “La incertidumbre arancelaria y su impacto en la economía mundial, así como las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda pública, particularmente en EE UU, siguen atrayendo fondos que buscan un refugio seguro”. Y añaden: “En el futuro, todavía puede haber ocasionales tomas de beneficios y reveses de precios puntuales. Sin embargo, es probable que la función del oro como cobertura mantenga alta la demanda”, concluyen.

Desde la gestora Amundi ven el oro como una cobertura necesaria. “El riesgo de inflación (sea estanflación o hiperinflación), la debilidad del dólar y la ruptura de correlaciones aparecen como patrones de largo plazo que requieren cobertura. El oro y las materias primas son buenas coberturas ante los riesgos de inflación”, explican. Y desde Renta 4 mantienen al metal amarillo “como una opción interesante ante el crecimiento de la deuda pública, las compras de bancos centrales y su capacidad de cobertura frente al riesgo geopolítico y la inflación”, indican.

Pero el inversor europeo ya se está enfrentando a un contexto de tipos bajos que exigen la búsqueda de alternativa a las inversiones más tradicionales. Por ejemplo, desde JPMorgan apuestan por los hedge funds, muy orientados a especular con la volatilidad de los mercados y también ofrecer cobertura. “Los hedge funds son otro activo que potencialmente puede reforzar la resistencia de las carteras para los inversores adecuados. Entre diciembre de 2019 y agosto de 2024, casi el 80% de los índices compuestos de hedge funds generados aleatoriamente superaron a una combinación simple de acciones y bonos ajustada al riesgo”, explican desde el banco estadounidense.

Rafael Gallardo, economista jefe de Carmignac, considera que el orden monetario internacional se está bifurcando hacia la “mercantilización” tradicional de los activos de reserva en manos del sector público, y la deriva hacia las criptomonedas para que funcionen como medio de cambio y como depósito de valor en el sector privado. “El sector privado tiene a su disposición un activo no confiscable, plenamente integrado en los sistemas de pago de la mayoría de las divisas convertibles y desprovisto de cualquier riesgo soberano: las criptomonedas de oferta fija”, explica.

Y desde Fidelity hacen una aproximación más clásica a la búsqueda de alternativas de inversión. Los fondos de capital riesgo, sobre todo aquellos ligados al desarrollo de infraestructuras y también el sector inmobiliario, son “especialmente en Europa oportunidades de revalorización y sostenibilidad”, indican. Al mismo tiempo, la opción de la liquidez también hay que considerarla en un entorno de tanta incertidumbre. Una liquidez que podría ser asumible si, como algunos esperan, se viven episodios de desinflación por lo que no habría riesgo de perder poder adquisitivo.



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