Os confieso que una de mis aficiones favoritas es la de coleccionar novelizaciones. Cuanto más extrañas, mejor. ¿La gran aventura de Mortadelo y Filemón? Por supuesto. ¿Con Air? Maravilloso. ¿Alguna de las dos versiones (sí, dos) de Viernes 13, parte III? Ojalá. Bien escritas, las novelas, que suelen hacerse con un guion previo al rodaje que después pude cambiar en el montaje final, dejan ver datos inéditos, escenas eliminadas y momentos que explican situaciones de la película posterior. Mal escritas, son una gozada de lo trash. Salga lo que salga, todos ganamos.
Bat-novela
Aunque antaño las novelizaciones eran algo mucho más habitual (al fin y al cabo, no era tan fácil ver una película después de su estreno en cines y los fans querían revivirla de alguna manera), aún ahora siguen escribiéndose, convertidas más bien en producto de merchandising que, eso sí, puede sorprender con explicaciones que el director corta por falta de tiempo o mejorar el ritmo. Es el caso de El caballero oscuro, cuya novela, escrita por Dennis O’Neil, calma una de las mayores dudas de los fans.
¿Os acordáis de esa escena en la fiesta que monta Bruce Wayne para recaudar dinero y en la que entra el Joker con todo su equipo buscando a Harvey Dent? Bien, en ese momento, Joker tira a Rachel por una ventana y Batman la sigue para que no se haga daño al caer sobre un taxi. En la siguiente escena, el héroe le explica al Comisario Gordon que Harvey está bien, pero lo último que supimos de él fue que Batman le noqueó y le escondió. ¿Acaso Joker no le podría haber encontrado? ¿Por qué Batman no volvió a la fiesta a acabar con sus planes?
La novelización tiene una solución, aunque, ya os aviso, es anticlimática. En ella, O’Neil explica «Batman y Rachel estuvieron casi completamente ocultos bajo el toldo de una tienda y vieron una furgoneta negra marchándose a toda velocidad. Casi con toda seguridad, el coche de huida del Joker…«. Vamos, que no es que Batman cometiera una negligencia, sino que el villano, por algún motivo, decidió marcharse con viento fresco. Vale, no es la mejor solución del mundo, pero es una solución, al fin y al cabo. De algo tenía que servirnos que alguien se leyera El caballero oscuro en versión narrativa de bolsillo, ¿no?