Imagina que estás un día tranquilamente en casa y de pronto Peter Jackson te llama para ver si quieres hacer una canción para su adaptación de El señor de los anillos. Es lo que le pasó a Enya, que, obviamente, aceptó de manera inmediata. Quizá no lo recuerdes, pero May it be fue un exitazo a inicios de siglo, la única canción de la historia cantada en los Óscar con trozos en quenya, el idioma élfico creado por JRR Tolkien. Concretamente, estos son «Mornië utúlië» («La oscuridad ha llegado») y «Mornië alantië» («La oscuridad ha caído»). Y sin embargo, ni siquiera es el trozo de la banda sonora más conocido.
Shore thing
Y es que Howard Shore hizo un trabajo excepcional con la banda sonora de la trilogía. De hecho, llegó a juntar hasta a 400 músicos entre coros, solistas, orquestas y bandas instrumentales para crear los más de 50 letimotifs diferentes en la orquestración (se cree, de hecho, que es la banda sonora con más leitmotifs de la historia del cine: hay varios para los hobbits, los elfos y hasta Gollum).
El trabajo fue tan extenso y tan fantástico que tanto Shore como Michael Semanik, que fue el mezclador de la música, hicieron un cameo en El retorno del rey, concretamente en la escena en la que Légolas y Gimli compiten a ver quién bebe más en Edoras. Es solo un segundo, pero se trata de un homenaje increíble al legado de la trilogía.
Aunque para homenaje, los tres Óscar y dos Globos de Oro que se llevó Shore por la banda sonora, considerada por muchos como la mejor jamás creada en la historia del cine, y una de las más influyentes. En su composición, el autor utilizó no solo frases en quenya, sino también en sindarin, adûnaic, rohirric y Khuzdul, escritas en inglés en primer lugar y trasladadas a la Tierra Media por el lingüista David Salo. Se podía decir que estuvo Salo ante el peligro. Vale, sí, perdón.