Solo un día y medio ha necesitado el jurado para encontrar un veredicto en el caso de Sean Combs, conocido como Puff Daddy o Diddy. Al menos, parte de él. Los doce miembros del jurado han llegado a una conclusión sobre Sean Combs en cuatro de los cinco cargos de los que se le acusaba: tráfico sexual y transporte para ejercer la prostitución. Por el momento, explican, se declaran incapaces de llegar a una conclusión acerca del cargo de asociación ilícita o crimen organizado.
“Tenemos miembros del jurado con opiniones inamovibles en ambos lados”, han comunicado los ocho hombres y cuatro mujeres en una nota. Ahora, falta por saber qué decide el juez Arun Subramanian. En principio, les ha pedido que vuelvan a deliberar, pero también ha explicado que no cree que vayan a llegar a una conclusión mucho más allá. Subramanian ha consultado con las dos partes. Para los abogados de Combs —que tras conocer que había veredicto se han reunido a charlar, agitados, alrededor de su cliente— el jurado ha sido “productivo y eficiente”, y no haría falta que continuaran. Tiene sentido, porque tratarán de evitar a toda costa el cargo de crimen organizado, el más duro de todos. En la sala, Combs, de 55 años, se ha mostrado nervioso, tamborileando los dedos sobre las piernas.
El juicio al rapero y magnate de la música arrancó el pasado 5 de mayo con la selección del jurado, y el 12 empezaron a pasar testigos por el estrado. Ha acabado casi dos meses después, el viernes 27 de junio; tras darles el fin de semana para reflexionar, el lunes el juez instó al jurado a empezar a deliberar. Este martes, antes de las cinco de la tarde (hora de Nueva York) han llegado a una conclusión, aunque sea parcial. Habrá que esperar hasta el miércoles por la mañana para conocer cuál es dicha conclusión sobre esos cuatro delitos, porque el jurado ha acabado su trabajo del día, como le han comunicado al juez en una nota.
Sean Combs está siendo juzgado por cinco delitos muy graves que pueden hacer que pase el resto de su vida en la cárcel. Son dos de tráfico sexual, otros dos de transporte para ejercer la prostitución y uno más, el más grave y complicado de demostrar, de asociación ilícita, también llamado crimen organizado. Para que Combs pudiera ser condenado por este último, el jurado tendría que decidir que se puso de acuerdo —de manera verbal o escrita— con al menos una persona más de esa red para cometer al menos dos crímenes (entre los que se encuentran los de secuestro, incendio, tráfico de personas, posesión y distribución de sustancias, labores forzosas…) en menos de 10 años, y que las actividades ilícitas tuvieron lugar entre Estados de EE UU o fuera del país. Según la fiscalía, eso ocurrió sin ninguna duda, y ese cargo de crimen organizado es demostrable con actividades entre 2004 y 2024. Los abogados, como se ha visto, tratan de evitar que quede comprobado por todos los medios.

No es fácil para el jurado, por tanto, decidir si ese delito se llevó a cabo. El mismo lunes, uno de sus miembros le hizo llegar una nota al juez explicándole que no terminaba de entender sus instrucciones; Subramanian le conminó a seguir deliberando. Este martes, han pedido repasar las conversaciones con Casandra Ventura, expareja de Combs y testigo principal, para intentar obtener más detalles al respecto.
Tanto Ventura —artista conocida como Cassie— como otra mujer, también expareja de Combs, que ha declarado bajo el anonimato y con el nombre de Jane, han sido las principales testigos de este largo juicio. Las dos han relatado el calvario, muy similar, que sufrieron a manos del llamado Puff Daddy: Ventura desde mediados de los 2000 y hasta aproximadamente 2018 y Jane en los últimos años, hasta 2024. Las dos relatan historias de terror de sexo forzoso en grupo, los llamados freak-offs con prostitutos que Combs les obligaba a organizar y practicar durante horas, a veces, incluso días; ellas tomaban drogas para intentar ser menos conscientes de lo ocurrido. En esas citas, que ocurrían en sus casas y barcos, pero también en habitaciones de hoteles que acababan completamente destrozadas, él las grababa, y luego amenazaba con filtrar y hacer públicas esas imágenes si ellas no se plegaban a sus peticiones, ya fueran sexuales, de pareja o a prácticamente cualquier capricho que él quisiera.
Durante los testimonios, la fiscalía ha tratado de demostrar que Combs creó una tupida red, tanto con sus parejas y amantes como con la complicidad de muchos de sus empleados, por la que abusaba de mujeres y las manipulaba. Sin embargo, la defensa ha tratado de enfocar el caso en que esas relaciones eran consentidas y que, si bien su cliente tenía un problema de drogas y de violencia con sus parejas, todo formaba parte de un estilo de vida liberal.
El juicio ha partido de los casos de Ventura y de Jane, pero hay centenares más. Desde la primera demanda, la que Cassie interpuso en noviembre de 2023, para retirar apenas un día después tras llegar a un acuerdo extrajudicial, la fiscalía se puso investigar al magnate y ganador de tres premios Grammy. Pero, desde entonces, ha habido multitud de denuncias, alrededor de 150, que todavía pueden volver a sentarle en el banquillo de los acusados.