La práctica del mindfulness, definida por la Asociación Americana de Psicología como la conciencia del estado interno y el entorno de uno mismo, ha demostrado ser una herramienta eficaz para ayudar a las personas a evitar hábitos y respuestas automáticas destructivas mediante la observación de sus pensamientos y emociones sin juzgarlos ni reaccionar a ellos.
Jon Kabat-Zinn, fundador del programa de Reducción de Estrés Basado en Mindfulness (MBSR), comenta que “la práctica del mindfulness puede inducir estados alterados de conciencia, como estados profundos de relajación, percepción y claridad, los cuales pueden transformar profundamente nuestra experiencia de nosotros mismos y del mundo.”
El mindfulness imita los efectos inducidos por drogas psicotrópicas
La popularidad de los programas basados en mindfulness ha aumentado significativamente en los últimos años. Según una encuesta reciente, el 15% de los adultos en el Reino Unido ha aprendido alguna forma de mindfulness a lo largo de su vida, y entre el 45% y el 55% de los estadounidenses meditan semanalmente. Además de ser utilizados comúnmente para reducir el estrés y manejar la depresión o la ansiedad, testimonios sugieren que el mindfulness puede cambiar la percepción del yo y los límites personales, imitando los efectos inducidos por drogas psicotrópicas.
El estudio, dirigido por la Dra. Julieta Galante del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge, se llevó a cabo entre septiembre de 2015 y enero de 2016. Los investigadores realizaron ensayos controlados aleatorios para evaluar la efectividad del entrenamiento en mindfulness y sus formas de lidiar con el estrés durante los exámenes estudiantiles. Los resultados indicaron que tales prácticas pueden ayudar a los estudiantes en riesgo de problemas de salud mental.
“Ha habido evidencia anecdótica de que las personas que practican mindfulness experimentan cambios en cómo se perciben a sí mismas y al mundo que las rodea, pero es difícil saber si estas experiencias son el resultado de la práctica del mindfulness o si las personas propensas a tales experiencias son también más propensas a practicar mindfulness”, explicó Galante.
Dado que se estaba realizando un ensayo aleatorio con varios cientos de estudiantes en Cambridge, los investigadores aprovecharon la oportunidad para explorar esta cuestión más a fondo. Un año después de la participación en el estudio, se realizó un seguimiento a cada individuo para determinar si habían experimentado algún tipo de estados alterados. En total, 670 participantes formaron parte del ensayo aleatorio, y un tercio de los grupos de mindfulness y control completaron el cuestionario sobre sus experiencias de estados alterados de conciencia.
Para la segunda parte del estudio, los participantes llenaron un cuestionario que constaba de 11 «dimensiones», clasificadas por un investigador. Algunas áreas consideradas fueron experiencias espirituales, estados de dicha y sentimientos de unidad donde los participantes sentían una disolución de fronteras y una percepción del tiempo de manera “integrada”. Los investigadores también examinaron sensaciones de despersonalización, como una sensación de flotar o una disolución de los límites del cuerpo, que pueden facilitar experiencias de intensa unidad.
El estudio indicó que las personas con entrenamiento previo en mindfulness tenían el doble de probabilidades de experimentar unidad y despersonalización en comparación con aquellos en el grupo de control.
La Dra. Galante, quien practica mindfulness ella misma, afirmó haber experimentado personalmente estos diversos estados alterados de conciencia. “Aunque no podemos decirlo de manera definitiva, nuestros resultados al menos sugieren la posibilidad de que el entrenamiento en mindfulness cause estas experiencias de unidad y despersonalización. Esto se alinea con otros estudios que muestran que las personas que practican mindfulness son más propensas a describir la experiencia de límites del yo relajados y una ampliación de la conciencia espacial más allá del cuerpo físico.”
Los investigadores encontraron que mientras más horas dedicaban las personas a la práctica formal del mindfulness, más probable era que experimentaran unidad, despersonalización o un estado de dicha. Este estudio abre nuevas vías para entender cómo el mindfulness puede influir en la percepción de uno mismo y del mundo, ofreciendo una perspectiva intrigante sobre su potencial terapéutico y transformador.