domingo, diciembre 28, 2025

El riesgo de invertir a golpe de ‘reel’ entre los jóvenes | Negocios

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“Yo quiero hacerme rico e ir a vivir a Andorra”, dice Alejandro, de 14 años y estudiante de tercero de la ESO. Su primo mayor lo escucha contrariado: “Pero si vas a un instituto público. Si quieres ser rico, deberías estudiar más”. Él se encoge de hombros y da por zanjada la conversación: “¿Tú crees que si los profes supiesen de inversión estarían dando clase?”. Alejandro no aprende de finanzas en el instituto, sino a golpe de reel en TikTok, Instagram y YouTube. Las redes sociales son su principal fuente de información, un escaparate donde proliferan las recomendaciones de inversión de los llamados finfluencers (influencers financieros). Se trata de creadores de contenido que dan consejos de trading (compraventa de activos), stock picking (selección de valores) o analizan las tendencias del mercado con un lenguaje cercano. El problema es que parte de estos mensajes se construye sobre una narrativa de éxito rápido, genera expectativas irreales sobre los beneficios o minimiza los riesgos, contribuyendo a extender la desinformación.

Los últimos análisis de Funcas ponen el foco en tres grupos de riesgo: los jóvenes que “buscan rentabilidades rápidas y se informan en redes sociales, donde la calidad del contenido es desigual”; las personas con ingresos bajos o inestables porque “cuando cuesta llegar a fin de mes, la promesa de multiplicar el dinero se percibe como una oportunidad y se desactivan las defensas racionales”, y aquellas con baja educación financiera porque “sobrevaloran su capacidad para entender un producto que en realidad no comprenden”, explica Francisco Rodríguez, director de Estudios Financieros del centro de análisis.

Este fenómeno preocupa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que desde 2022 vigila las recomendaciones de los finfluencers. Y es que detrás de estas prescripciones puede haber conflictos de interés no declarados, como grandes comisiones de brókeres por atraer a los jóvenes a plataformas o productos. Cuantos más usuarios se registran o invierten mediante enlaces o códigos, mayores son sus ingresos. A esto se suma la venta de supuestos cursos para hacer dinero rápido.

Precisamente, la semana pasada el supervisor aclaró cuándo la publicidad de estas personas puede considerarse captación de clientes, una actividad reservada a las entidades autorizadas. “No es lo mismo mantener un acuerdo de publicidad a cambio de una remuneración fija que recibir una compensación en función del número de clientes captados”, explican fuentes de la CNMV. Es decir, los finfluencers pueden difundir contenidos publicitarios, pero no captar clientes ni interactuar con ellos “respondiendo a consultas” para atraerlos. Además, si media una contraprestación económica, el contenido “debe identificarse inequívocamente como publicidad”, recuerda la abogada Cristina Villasante, socia de Ecija.

La preocupación del supervisor es compartida por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Hace una semana denunció ante el Ministerio de Consumo a Tradeando, una empresa de formación online con domicilio social en Andorra, por presuntas prácticas engañosas relacionadas con “rápidos ingresos”, la urgencia para inscribirse y posibles incumplimientos del derecho de desistimiento. Detrás del proyecto está el finfluencer Enrique Morís, quien asegura a este diario que “nunca” prometen “rentabilidades rápidas”. En la web aparecen mensajes destacados como “¿estás listo para comenzar a operar en Bolsa, obtener ganancias y ver resultados en tiempo récord?” o “consigue una de las últimas plazas”, aunque en el desplegable final de dudas aclaran: “No somos los típicos que te van a vender que te harás rico rápido”. Morís afirma que algunos usuarios ejercen el desistimiento tras haber consumido el contenido, jugando a “la picaresca”, y defiende que la denuncia carece de “base legal”.

Desde la perspectiva jurídica, los finfluencers tienen que cumplir obligaciones estrictas cada vez que difunden recomendaciones, ya se presenten como expertos o como meros divulgadores. “Lo relevante es el contenido y la finalidad del mensaje, no el título que le ponga su autor”, explica Paula De Biase, socia responsable de regulación financiera de Baker McKenzie. Por ejemplo, si en una publicación animan a suscribir acciones en una ampliación de capital o a invertir en determinados valores, ese mensaje se considera una estrategia de inversión. Además, debe garantizar que las recomendaciones se presentan “de forma clara, objetiva y no engañosa”, distinguiendo “hechos de opiniones”, y sin omitir “información relevante que altere el sentido de la recomendación”, añade la socia de Ecija. Desde la CNMV recuerdan que, si detectan que alguien contraviene la normativa, pueden abrir expedientes y aplicar sanciones que llegan hasta los 500.000 euros en caso de personas físicas y a un millón en el de jurídicas.

Esta advertencia llega en un momento delicado. Según la OCU, uno de cada tres jóvenes de entre 18 y 30 años ha realizado alguna inversión durante los últimos 12 meses y un 15% ha sufrido alguna estafa en los dos últimos años. Pese a ello, algunas redes sociales siguen mirando para otro lado. La CNMV multó con cinco millones a X el mes pasado por no bloquear anuncios publicados por el presunto chiringuito financiero Quantum AI, que utilizó la identidad de famosos y medios de comunicación como EL PAÍS para promocionar inversiones. Desde el supervisor explican que hay grandes tecnológicas, como X o TikTok, que se niegan a colaborar, aunque otras, como Google y Meta, se han comprometido a comprobar que las empresas que hacen publicidad en sus espacios tienen autorización para ofrecer servicios de inversión.

Mientras las plataformas deciden hasta dónde llegan, Alejandro sigue deslizando vídeos en TikTok. No distingue entre publicidad y recomendación, solo ve a jóvenes subidos a coches de alta gama que aseguran tener la fórmula para vivir con menos renuncias que sus padres, aunque la realidad sea otra.

Educación transparente

Una investigación de la plataforma WallStreetZen señala que el 63% de los consejos sobre acciones en TikTok es engañoso. Estos vídeos tienen 194 millones de visitas, lo que da una idea del impacto de la desinformación. Para Blanca Narváez, directora de Fundación Mutualidad, la educación financiera es “clave”. Aunque las redes sociales “pueden ser una buena herramienta para acercar la educación financiera, también suponen un riesgo cuando los contenidos no son transparentes”. Por eso, subraya la necesidad de contar con “una visión informada y consciente” que permita tener criterio propio.



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