En la banca mexicana también hay humo blanco. La Asociación de Bancos de México ha cambiado de mando. Durante la 88 Convención Bancaria en Nuevo Vallarta (Nayarit), el presidente saliente, Julio Carranza, ha entregado la estafeta al Emilio Romano Mussali, presidente del Consejo de Administración de Bank of America México. Frente a más de un millar de representantes del sector, Romano delineó su hoja de ruta para los próximos dos años: el respaldo a los proyectos del Plan México; más financiamiento a las pequeñas y medianas empresas; la digitalización y la integración del sistema bancario con los principales socios comerciales de México, un guiño a EE UU. “A diferencia de otros momentos, hoy tenemos la gran ventaja de contar con una banca sólida y con un gobierno con una amplia disposición al diálogo”, dijo en su primer mensaje como titular de un sector representado por 52 instituciones bancarias.
Romano Mussali, de 59 años, asume la presidencia de la ABM en un entorno con vientos en contra. En el exterior, los efectos de la política arancelaria de Estados Unidos amenazan las expectativas de colocación de crédito para este año. Al interior, los banqueros advierten ya una contracción de la actividad económica y, por ende, del apetito en el financiamiento, una percepción que se afianza en las cifras: de enero a marzo, el Producto Interior Bruto creció solo un 0,2%. “Estamos ante un momento decisivo, el entorno internacional requiere una banca moderna, sólida y comprometida. La banca tiene que continuar siendo un ejemplo de innovación para responder a las necesidades de un mundo en constante transformación”, comentó.
Con miras al muro proteccionista de Trump y bajo el amago de EE UU de elevar el punto de mira sobre las operaciones financieras ilícitas, Romano propuso la creación de un grupo de trabajo para facilitar las operaciones entre los sistemas bancarios con los que tienen mayor relación comercial, en donde se situarían Estados Unidos y Canadá. “México ya cuenta con una legislación robusta, el siguiente paso es operativo, tenemos que ser más ágiles en el intercambio de información, crear mecanismos de detección proactiva. Buscaremos seguir cerrando espacios a actividades ilícitas para proteger la integridad del sistema y dar más confianza a nuestros usuarios”, prometió.
El banquero ha asegurado frente a los suyos que durante su gestión llevará a la banca a un nuevo nivel de excelencia y de la mano con el equipo económico del Gobierno de Sheinbaum. “La apuesta es al Plan México, nos queda muy claro que hoy tenemos que trabajar nosotros mismos para generar ese bienestar económico que requiere el país”, indicó tras recibir la estafeta de la ABM. El presidente también se ha comprometido a afianzar la colaboración con la banca de desarrollo, a fin de que en este sexenio se abra la llave del crédito a las empresas más pequeñas.
En esta misma línea, el secretario de Hacienda, Edgar Amador Zamora, ha hecho hincapié en la necesidad de que los bancos disminuyan las tasas de interés en los financiamientos dirigidos a este sector. “Una banca más eficiente y el uso de tecnologías financieras, apoyada de un esquema de garantías, permitirá mejorar las condiciones de acceso al financiamiento. Esto no solo aliviará la carga financiera de las Mipymes, sino que también permitirá incentivar la inversión productiva”, concluyó.
El evento financiero más importante de este año, la primera Convención de Sheinbaum como presidenta, concluyó con la promesa de un mayor diálogo y trabajo entre el Gobierno y la banca privada. Frente a un socio comercial complicado como lo es Trump, tanto los banqueros como los representantes del Ejecutivo se dijeron listos para elevar su colaboración para impulsar a una economía mexicana en franco proceso de desaceleración.