Ha durado muy poco la alegría de los ganaderos mexicanos. Tan solo dos días después de la reapertura oficial de la frontera con Estados Unidos, la secretaría de Agricultura de Donald Trump ha anunciado que se clausura de forma inmediata la entrada de reses, bisontes y caballos procedentes de México. La causa es la misma que todos estos meses: la plaga del gusano barrenador. Este parásito, originado por la mosca Cochliomya hominivorax, ha sido detectado de nuevo en Veracruz, en la localidad de Ixhuatlán de Madero. “Estados Unidos ha prometido estar vigilante y, tras detectar este nuevo caso, estamos suspendiendo la reapertura prevista de los puertos para seguir poniendo en cuarentena y combatir esta plaga mortal en México”, ha dicho este miércoles en la noche la secretaria Brooke Rollins.
La crisis del gusano barrenador parece no tener fin en México. A las seis emergencias declaradas en 2024 por Estados Unidos se añade este año un comercio interrumpido. La última prohibición al ganado mexicano acababa de levantarse. Estuvo cerrado durante siete semanas, entre mayo y junio, lo que causó pérdidas por 700 millones de pesos (casi 38 millones de dólares), según estimaciones del Consejo Mexicano de la Carne. El 30 de junio, Brooke Rollins anunció que la colaboración entre ambos países había dado sus frutos, por lo que el comercio podía reanudarse. “No hemos observado un aumento notable en los casos reportados de gusano barrenador en México, ni ningún desplazamiento del gusano barrenador hacia el norte en las últimas ocho semanas”, apuntaba un comunicado de la Secretaría de Agricultura. Las 650.000 cabezas de res que estaban paradas en México podían volver a moverse.
Era una reapertura gradual, que comenzaba oficialmente el 7 de julio en Agua Prieta, Sonora. Si todo salía bien continuarían el resto de puertos, pero justo ese día se detectó el caso en Ixhuatlán. La importancia de ese registro es su localización. “Se encuentra aproximadamente a 160 millas al norte de la actual red de dispersión de la mosca estéril y a 370 millas al sur de la frontera de México y Estados Unidos”, explica la dependencia. Es decir, demasiado lejos de donde está el remedio más efectivo contra la plaga y demasiado cerca de la frontera norte.
“Debemos ver progresos adicionales en la lucha contra el gusano barrenador en Veracruz y en otros Estados mexicanos cercanos para poder reabrir los puertos ganaderos a lo largo de la frontera sur”, ha declarador la secretaria de Agricultura, que define esta “vigilancia agresiva” como la clave para “tomar medidas rápidas y decisivas para responder a la propagación de esta plaga mortal”.
El secretario de Agricultura de México, Julio Berdegué Sacristán, contabilizó la semana pasada que desde el primer contagio, registrado a finales de noviembre, se detectaron más de 2.200 animales afectados por el gusano barrenador, de los cuales solo 337 seguían activos. El funcionario afirmó desde que se alcanzó el pico de contagios el 3 de mayo, los casos activos han caído en picado y actualmente solo el 0,005% del ganado nacional está afectado. “La ganadería mexicana es segura. Que nos escuchen muy bien: es una ganadería segura”, repitió desde el Congreso Internacional de la Carne. Ahora tendrán que volver a convencer a las autoridades vecinas.