Hace algo más de un año corría por las redes sociales la pregunta sobre por qué los hombres pensaban tanto en el Imperio Romano. La familia Clos no piensa en los romanos, pero sí en los egipcios. Joaquim Clos (Barcelona, 43 años) es el director general de la cadena Derby Hotels —fundada en 1968 y que cuenta ya, entre hoteles y apartamentos turísticos, con 22 propiedades en Barcelona, Madrid, Londres y París donde aúnan lujo y gastronomía—. No solo acompaña a su padre, Jordi Clos —también presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona— en el negocio familiar, sino también en sus aficiones. La Fundación Arqueológica Clos posee el Museo Egipcio de Barcelona, y muchas de las piezas de coleccionista decoran los hoteles de la familia.
Pregunta. ¿Con qué frecuencia piensa en el Antiguo Egipto?
Respuesta. Siempre sale en la conversación, ya sea en el ámbito profesional o en el personal, cuando vamos a casa de mi padre los domingos a comer. Hoy mismo en la radio he escuchado un debate sobre que las momias deberían descansar en sus tumbas y no en los museos. Siempre hay algo que comentar.
P. ¿De dónde les viene esta afición?
R. De mi padre. Para un trabajo del colegio tuvo que escoger entre Roma, Grecia o Egipto, y ahí empezó a interesarse. Bueno, yo tengo interés, para él fue una completa obsesión. El primer viaje que se pudo pagar fue a Egipto, y compró la primera pieza de colección. Ahí empezó su faceta de mecenas, con el museo, pero también con los cursos, excavaciones y temas académicos de la fundación.
P. ¿Cuántas veces ha viajado ahí?
R. Uf, no lo sé, unas 15, por trabajo, por placer, por las actividades de la fundación… El primer viaje que recuerdo lo hice ahí. Y hace dos veranos viajé con mis hijos y con mis padres. No nos aburre. Si te gusta, es una maravilla.
P. ¿Viaja mucho, en general?
R. Tengo que viajar mucho por trabajo, cada semana a Madrid, París, Londres, que es donde tenemos hoteles, o más lejos si hay convenciones. No me molesta, voy con una mochila y prefiero viajar mucho y pocos días.
P. ¿Se puede viajar por placer, con este trabajo?
R. Si tengo que escoger, lo que más me gusta en esta vida es viajar, conocer otras culturas, repetir viajes.
P. ¿Cuáles le han marcado más?
R. La pregunta es cuál no me ha marcado. Soy de los que los organiza bien, me imprimo el mapa, miro las distancias… Con mi mujer cuando nos casamos fuimos a Namibia y estuvimos cuatro semanas recorriendo el país en un coche con una tienda de campaña encima. Hace tres años lo pude hacer con mis hijos. Este es uno de los que más me ha marcado, pero también Perú, el sudeste asiático… Este verano nos planteamos ir a Malasia. Me gusta aprovechar ahora con mis hijos, que todavía quieren venir.
P. ¿Prefiere viajar en hoteles de lujo para ver sus propuestas, o en sitios más modestos pero con mucha personalidad?
R. Te da para todo. A veces prefiero gastarme el dinero en comer bien, porque en el hotel estás más bien poco. También tengo la suerte de que algunos hoteles que conozco me hacen precio especial. Me va muy bien ir a hoteles de los que me llevo algo para estudiar.
P. ¿Qué hotel le ha quedado en la memoria?
R. Uno que me marcó mucho fue el Royalton, de Nueva York, cuando yo tenía 17 años. Es algo que no se había visto aún aquí, con una puerta enorme, un pasillo oscuro… un concepto de hotel de noche, un sitio para cenar y tomar copas. Y otro, en Londres: cuando llegamos nosotros compramos un hotel en una zona que estaba empezando, entre Notting Hill y Mayfair, y no había oferta, pero había uno que se llamaba Hempel, que ya cerró, pero este hotelito de barrio con jardincito aglutinaba muchas celebrities, y este era nuestro objetivo. Y luego, obviamente, el Mena House, un histórico de El Cairo. Te levantas y tienes las pirámides a 50 metros, un privilegio.
P. ¿Y restaurantes?
R. Siempre me ha gustado salir a cenar y conocer gastronomía, sobre todo en los viajes. Y trato de planificar los viajes pensando también en esto. Por ejemplo, intento reservar en el Noma de Copenhage. Luego he ido aprendiendo mucho en nuestra aventura gastronómica, que nos llevó a tener la estrella Michellin en el restaurante del Hotel Urban.
P. ¿Puede desconectar? ¿O en su caso, el ocio siempre tiene algo de trabajo?
R. Sí, esto lo tengo muy claro. Yo soy empresario, pero antes tengo una familia, y los fines de semana se los dedico a ellos. Tengo un buen equipo que me ayuda a desconectar, y no contesto muchos whatsapps porque sé que está bajo control. Pero sí que cuando voy a cenar fuera, estoy pendiente de cómo lo hacen, se me va el ojo empresarial.
P. ¿Qué otras aficiones tiene?
R. Me gustaría leer más de lo que leo, antes era muy buen lector, pero ahora con los viajes cuesta. Me funcionan las series, el cine, la moda, pasear en la naturaleza. Y me gusta mucho navegar y la pesca: cuando voy de viaje a un sitio de costa, intento ir a pescar.
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