Antonio Piña, magistrado instructor de la Audiencia Nacional, ha propuesto sentar en el banquillo a Hamza Warris, un vecino de Badalona (Barcelona) de 28 años y origen paquistaní, que atacó con un hacha en marzo de 2024 un local de la cadena McDonald’s ubicado en el centro comercial Màgic de ese municipio. El juez le atribuye un presunto delito de daños terroristas y otro de autoadoctrinamiento, tras concluir que experimentó un proceso de radicalización yihadista antes de perpetrar el atentado, que no dejó víctimas y provocó desperfectos materiales valorados en 7.600 euros.
A través de una resolución fechada el pasado 7 de marzo, el instructor propone juzgar al veinteañero y señala la “invasión” de la Franja de Gaza por parte de Israel, que ha provocado la muerte de decenas de miles de personas, como el punto de partida del proceso de radicalización de Warris. “Este se sintió cada vez más implicado con la causa palestina”, explica el magistrado, que detalla cómo comenzó entonces a consumir una ingente cantidad de contenido multimedia, como “videos y fotografías de niños muriendo en manos israelíes apoyados por americanos”. También empezó a consultar información sobre organizaciones terroristas, como el autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). E hizo recurrentes búsquedas en internet “relacionadas con la muerte, el paraíso y el martirio”, así como “sobre el manejo de un fusil de francotirador, la manipulación de un Kalasnikov o la recarga rápida de su cargador”.
El magistrado concluye que Hamza Warris llegó a “considerar que estaba obligado a hacer la yihad” e, incluso, “se planteó trasladarse a Palestina” para ejecutar sus planes. Pero, debido a los “impedimentos” para desplazarse, decidió finalmente llevarlos a cabo en España. Durante la instrucción, ya se le calificó como un “lobo solitario”.
El 27 de marzo de 2024, tras hacerse con un hacha y recabar información sobre el local del McDonald’s del centro comercial Màgic, Warris se dirigió hacia el establecimiento. Según el juez de la Audiencia Nacional, en las inmediaciones del establecimiento y antes de adentrarse en su interior, consumió vídeos que “invitaban a la yihad” durante 48 minutos” y mandó “un videomensaje de despedida a su hermano”, que estaba en Pakistán: “Ya no puedo más, voy a romper el McDonald’s en España. Saluda a todos de mi parte. Si Dios quiere y sigo vivo, nos vemos. Y si no sigo vivo, reza por mí para que Dios me conceda el paraíso. Veré a mis padres también allí. Saluda todos de mi parte. Vivir con cuidado no evita la muerte”, le dijo.
“A continuación, Hamza cogió de su mochila un pañuelo palestino que se anudó, sacó el hacha de la mochila y se dirigió al establecimiento McDonald’s”, recuerda el juez Piña en su resolución, donde añade: “[Warris] golpea reiteradamente los cristales del local comercial hasta el momento en el que es reducido, provocando el pánico de los clientes del establecimiento. Después de ser detenido, manifestó a un agente de la Policía Nacional: ‘Esta mañana he visto en Facebook que han muerto niños palestinos en manos de israelíes y cómo los americanos les apoyan. Por eso he ido a destrozar el McDonald’s, porque es americano”.
