domingo, marzo 30, 2025

La industria automotriz mexicana, en vilo tras los aranceles de Trump a los coches no fabricados en Estados Unidos | Economía

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La industria automotriz mexicana, líder del sector exportador en el país, encara su mayor desafío en años. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha ordenado la imposición de un arancel del 25% a todos los vehículos no producidos en ese país a partir del próximo 3 de abril. “Empezamos con una base del 2,5%, que era la que teníamos, y llegamos al 25%”, declaró este miércoles el presidente de Estados Unidos en una rueda de prensa. La orden, no obstante, también establece que las autopartes que cumplan con el Tratado de Libre Comercio (TMEC) permanecerán libres de aranceles hasta que las autoridades comerciales establezcan un proceso para aplicar aranceles a su contenido no estadounidense. Es decir, México y Canadá tendrán la oportunidad de certificar su contenido estadounidense para librar una parte de la nueva tarifa. La concesión por parte del republicano no es menor. México es el principal exportador de automóviles a EE UU. En 2024, el país latinoamericano envió 2,9 millones de vehículos terminados, con un valor de 78.500 millones de dólares. Al sumar autopartes y motores, las divisas ascienden a más de 182.000 millones de dólares, según las cifras del Departamento de Comercio estadounidense. Las exportaciones de la industria automotriz mexicana suponen casi una tercera parte del total de envíos que realiza México a EE UU cada año.

Trump ha defendido que está tomando medidas para proteger la industria automotriz estadounidense, que se ha visto perjudicada por el exceso de importaciones que amenaza la base industrial y las cadenas de suministro del país. “El arancel del 25% se aplicará a las importaciones de vehículos de pasajeros y camionetas ligeras, así como a autopartes clave —motores, transmisiones, piezas del sistema de propulsión y componentes eléctricos—, con procesos para ampliar los aranceles a piezas adicionales si es necesario”, indicó por escrito la Casa Blanca.

Bajo el amparo del TMEC, firmado en 1994 y ratificado en 2020, la industria automotriz mexicana ha florecido hasta convertirse en una de las principales fuentes de atracción de divisas para México. En 1993 existían 10 plantas de fabricación de vehículos ligeros y motores, representadas por cinco marcas; tres décadas después operan más de 37 plantas, con capacidad para producir un total de cinco millones de vehículos al año. Al cierre de 2024, México exportó 2,9 millones de unidades a EE UU, el 80% de su producción. De acuerdo con las cifras estadounidenses, las importaciones de automóviles, motores y autopartes mexicanas sumaron solo el año pasado más de 182.000 millones de dólares, convirtiendo al país en el principal socio comercial de EE UU en este sector. El liderato mexicano ha provocado un saldo deficitario para Washington de 139.400 millones de dólares, un desbalance que Trump busca revertir a través de aranceles.

Gabriela Siller, directora de Análisis de Banco Base, hace hincapié en que la afectación sobre la economía mexicana no será tan grave si permanece la salvaguarda de que las autopartes exportadas bajo el amparo del TMEC estén libres de arancel. “Nosotros creemos que todo esto es estrategia de Trump para que haya una mayor integración regional, para que más bienes se envíen cumpliendo los criterios del TMEC, todo esto es para aislar a China”, detalla.

Guillermo Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores, asegura que esta medida encarecerá el precio de los vehículos manufacturados en Norteamérica debido a la integración regional. “El impacto será distinto para cada modelo en función de la integración con Estados Unidos”, refiere. En esta misma línea, Adolfo Laborde, experto en comercio internacional del CIDE, explica que esta tarifa afectará seriamente al sector mexicano por la pérdida de competitividad, un panorama complejo, dado que México también carga ya con el arancel impuesto por EE UU a las importaciones de acero y aluminio mexicanos.

En 2020, con la renegociación del TMEC, subieron mucho las reglas de origen del sector automotriz respecto a su versión anterior, el TLCAN. Antes de 2020, el porcentaje de contenido regional mínimo para acceder a un arancel cero bajo el acuerdo comercial era de 62,5% y a partir de ese año subió a 75%. Además, se impusieron nuevos requisitos como el valor de contenido laboral y el porcentaje mínimo de compras de acero y aluminio dentro de la región. Los aranceles a una de las industrias estratégicas de México tendrán un efecto para toda la cadena de suministro, desde autopartes hasta empresas de logística. En este efecto cascada, se afectará a la zona del Bajío y a un puñado de entidades como el Estado de México, Nuevo León, San Luis Potosí, Aguascalientes, Chihuahua y Coahuila, Estados que han apostado fuertemente al sector.

Los expertos han advertido que un arancel de esta magnitud afectará a la economía en general porque la producción automotriz tiene una fuerte relación con el transporte y el comercio al por mayor, además de que pondrá punto final al nearshoring, debido a que la mitad de los proyectos previstos estaban relacionados con esta industria. Sin embargo, la concesión hecha a México y Canadá, vía el TMEC, también plantea nuevas interrogantes y desafíos aduanales. Los especialistas coinciden en que tomará varios meses el desarrollo de un proceso de revisión sobre el contenido regional de los automóviles y no será fácil determinar lo que está hecho en Estados Unidos. Una vez más, Trump tiene al filo del asiento a México.



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