En México han existido bandas de mujeres en el rock and roll desde la década de 1950, justo cuando llegó a México el concepto del género estadounidense con ritmos sacados del blues, del big band jazz, el swing, entre otros. Junto a los pioneros como Teen Tops, los Locos del Ritmo, Los Hooligans, Los Camisas Negras, destacan también Gloria Ríos, Angélica María, Julissa, entre otras.
Pero había una banda hecha exclusivamente por mujeres que no se convirtieron en solistas como sus compañeras de escena. Era una banda formada por María Antonieta Lozano, María Teresa Astorga y su hermana María Antonieta Astorga, María Yolanda Espinoza y Judith Rolón. Se hicieron llamar Las Mary Jets.
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La primera banda de rock and roll de mujeres en México, sus inicios y raíces musicales
Detrás del proyecto estuvo Cuco Valtierra, un importante compositor y productor mexicano que las guió en su camino a la popularidad. El libro «Sirenas al Ataque» del Tere Estrada, apunta que probablemente se trata de la primera banda de mujeres creada en México y en el mundo, nacidas en la colonia Anáhuac.
En estas páginas describen a la banda como un poco problemática, pero no de actitud, más bien de vocación, pues varias de las integrantes estudiaban formalmente música en el Conservatorio y querían ser concertistas, más no rocanroleras, pero el proyecto siguió adelante durante algunos años más. Se lo tomaron enserio.
Luego de algunos ensayos y tocadas, entraron formalmente al estudio como el Quinteto Frenesí para grabar las canciones «Una dulce chica anticuada» y «Dulces tonterías» con Discos CBS, y fue entonces cuando decidieron cambiar su nombre por Las Mary Jets porque la mayoría de ellas tenía el nombre María.
Entre algunos de sus más grandes éxitos destacan «El Rock del ratón», «Mándame», «Ruleta» y «Chatanooga». Era el año de 1961 cuando comenzaron a sonar formalmente por las estaciones de radio de todo el país. Estos ya daban cuenta de que lo suyo era la mezcla de géneros, y sobre todo, apremiaban la dominación del instrumento como ninguna otra banda, dado su carácter de concertistas.
Teníamos, entonces, algo de jazz con elementos del swing, unos toques caribeños y los riffs o solos de guitarra poderosos del rock n roll. Usaban instrumentos como congas, claves, vibráfono y una batería modificada, sin bombo. Una verdadera revolución musical de características únicas en una escena dominado por los covers y los hombres. Sin duda destacaban.
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Sorteando adversidades y el inevitable final del grupo
Tere Estrada documentó con entrevistas a las integrantes originales que lamentablemente tropezaron con algunos baches por el hecho de ser mujeres, y ser unas maestras de la música. Por ejemplo, canciones que nunca salieron a la luz en un disco prometedor porque tenía tan buena pinta que el director artístico aseguró: «nadie va a creer que unas niñas tocaron eso».
También cuentan que en algunas ocasiones fueron estafadas y las llevaron a tocar a lugares de mala pinta, donde al mismo tiempo que interpretaban sus canciones, había mujeres debajo del escenario que se desnudaban ante los caballeros con el paso de los minutos. Pero nada de eso las detuvo, triunfaron en México y en los Estados Unidos, viajaban constantemente, hasta hicieron giras por Hawai.
El grupo llegó a su final en 1963 cuando iban camino al éxito. Supuestamente se trató de conflictos tanto creativos como de metas personales, y problemas de liderazgo. Versiones periodísticas recogen que tras la separación con su manager no supieron cómo mantener la unión, y cada una siguió su camino. El último concierto fue en Arizona, Estados Unidos, como casi toda su carrera.