A la autora Mónica Ojeda (Ecuador 1988) la seduce la polisemia de la palabra abandono, para ella tiene dos acepciones: dejar de cuidar, como dice el diccionario; pero también es el acto de entregarse a algo o a alguien por voluntad.
A partir del segundo significado, la autora considerada como una de las voces jóvenes más interesantes en América Latina hilvana su más reciente novela Chamanes eléctricos en la fiesta del sol (Penguin Random House, 2024).
En entrevista, la también autora de Nefando explicó que el libro narra la historia de Noa y Nicole “quizá más de la primera que de la segunda”, dos amigas que acuden al festival Ruido Solar, que ocurre en las faldas del volcán El Chimborazo, con la intención de “alejarse de la violencia, de la muerte y de todo lo malo, para tratar, a través de la música y de la poesía, de abandonarse para revitalizar su cuerpo, y, además, recordar que son jóvenes, porque acaban de cumplir 18 y quieren imaginar un futuro que sí sea posible”.
Además, Noa va en busca de su padre, quien la abandonó cuando tenía ocho años y al que quiere confrontar.
“Nicole se sorprende y deja a Noa por no contarle este secreto; en esa cadena de abandonos es donde sucede la novela”, explicó Ojeda.
La escritora, que en 2021 fue seleccionada por la revista británica Granta como una de las mejores 25 narradoras jóvenes en español, explicó que realizó una investigación sobre la música de su país y de otras regiones, como la banda Las Jaivas, una agrupación chilena de rock que fusiona el género con el folk, lo psicodélico y lo progresivo a través de instrumentos y ritmos latinoamericanos, especialmente los andinos. Así, la obra resulta en un viaje místico sonoro y dancístico.
“De alguna forma, Las Jaivas también inspiraron el título de este libro; algo que me gusta es que se abandonaban para tocar en diferentes geografías como la Antártida o Machu Picchu, lugares donde la gente poco comparte música”, finalizó.
MAAZ