jueves, julio 3, 2025

Ocho detenidos por vender droga mediante códigos QR colocados en las calles de Benidorm | Noticias de la Comunidad Valenciana

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El Rincón de Loix de Benidorm (Alicante, 74.663 habitantes), célebre sobre todo por su flujo constante de turistas extranjeros, especialmente británicos, se pobló desde el pasado invierno de pegatinas con códigos QR. Estaban por todas partes. En las puertas de los bancos, en farolas, en postes y en cualquier tipo de mobiliario urbano. Una vez escaneados, daban acceso a una cuenta privada de la red social Telegram que levantó las sospechas de la Policía Nacional. La operación, bautizada como Macaco, arrancó en febrero y demostró que los códigos servían para que una organización criminal concertara precios y citas para la venta de droga. En mayo, los agentes culminaron el operativo con la detención de los ocho integrantes de esta red. Las pesquisas derivaron también en el arresto de otras 12 personas, pertenecientes a otra banda que suministraba los estupefacientes al por mayor. En total, 20 detenidos, de los que solo tres han ingresado en prisión, a los que se imputan los presuntos delitos de tráfico de drogas, pertenencia a grupo criminal, tenencia ilícita de armas y amenazas.

Los QR levantaron gran alarma social, desvelan fuentes próximas a la operación, pero, con las pesquisas ya en marcha, los agentes no podían tocar ni una de las pegatinas para no poner sobre aviso a sus responsables de que estaban siendo investigados. Con todo, una mayoría de vecinos conocía la función que tenían y exigían una respuesta policial rápida.

La madeja que condujo a la desarticulación del grupo de los QR se dibujó sobre un plano de la capital turística de la Costa Blanca. Una vez marcados los puntos en los que se habían detectado los códigos, se reveló el patrón planificado por la organización criminal. Todos juntos formaban un área cuyo centro conducía a un local de ocio de la popularmente conocida como zona guiri de Benidorm, con vigilancia externa y medidas de contravigilancia, por el que circulaban jóvenes extranjeros que entraban y salían en cortos periodos de tiempo.

No todas las citas se concertaban allí para el comercio en mano. A menudo se enviaba a los clientes, que disponían de una clave de acceso autorizada al canal de Telegram, a zonas comunes del mobiliario urbano que servían de escondite de la droga. Los mensajes desaparecían en apenas segundos, pero los investigadores pudieron ratificar que el local de ocio era el centro de operaciones. El 22 de mayo, los agentes procedieron al registro del establecimiento y de la vivienda del que se consideraba cabecilla de la banda, donde se almacenaba la mercancía, mientras una de sus compinches guardaba el dinero y el resto se repartía las funciones de captación de clientes, control del entorno y vigilancia. Arrestaron a ocho personas e intervinieron casi dos kilos de marihuana, otro de hachís, 628 gramos de cocaína, medio kilo de éxtasis, 20 gramos de cristal, 795 euros en efectivo, cuatro móviles, material para la preparación y distribución de sustancias, herramientas para forzar cerraduras y dos vehículos.

La información obtenida con estos arrestos evidenció la existencia de una red aún mayor que ejercía de mayorista del tráfico ilegal de estupefacientes. La estructura era similar, con un líder al frente, su mano derecha y varios esbirros responsables del trabajo de campo. Esta organización contaba, además, con infraestructuras para el procesamiento y la elaboración de droga. Entre los días 9 y 11 de junio, la Policía Nacional cargó contra esta segunda banda, en un operativo que culminó con la detención de doce personas más y el registro de tres viviendas y un trastero que escondía un laboratorio clandestino. En esta fase se intervinieron más de cuatro kilos de cocaína, casi seis de marihuana, cerca de cinco de hachís, medio kilo de éxtasis y 555 gramos de sustancia de corte. También se localizaron 5.500 euros y 500 libras esterlinas en efectivo, una arma semiautomática de calibre 9 milímetros con munición, una prensa hidráulica, tres básculas de precisión, herramientas de embalaje y procesado y un vehículo.

Los detenidos, entre los que hay tres mujeres, tienen edades comprendidas entre los 22 y los 63 años. Son de nacionalidad española y marroquí, aunque también hay un británico. Tras pasar a disposición de un juzgado de instrucción de Benidorm, tres de ellos acabaron entre rejas. La policía no descarta más detenciones relacionadas con el desmantelamiento de estos dos grupos criminales.



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