México es un vasto museo al aire libre, repleto de enigmáticas ciudades o zonas prehispánicas que nos conectan con un pasado fascinante y sobre todo, que es muy importante conocer por sus grandes aportes al mundo como lo podemos conocer y disfrutar hoy día.
Las zonas arqueológicas de nuestro país son más que simples ruinas; son ventanas al modus vivendi de civilizaciones ancestrales que florecieron en esta tierra. Desde las imponentes pirámides de Teotihuacán, hasta las majestuosas ciudades mayas de Palenque y Chichén Itzá, nuestro territorio guarda secretos milenarios que debes lanzarte a descubrir.
Visitar estas zonas arqueológicas puede ser para muchos un auténtico viaje en el tiempo, gracias a los cuales podemos apreciar la grandeza y la complejidad de las culturas prehispánicas. Al caminar entre las estructuras antiguas, podemos imaginar la vida cotidiana de nuestros antepasados, comprender sus creencias y admirar su avanzada forma de entender el mundo. Una de esas zonas es, sin duda Tzintzuntzan.
¿Qué puedes encontrar en Tzintzuntzan?
Tzintzuntzan es una zona arqueológica ubicada en la cuenca del lago de Pátzcuaro, fue también la última gran capital del imperio Purépecha donde se controlaban la política, la económica y la religión. Su localización también es clave geográficamente porque se ubica en la ladera del cerro Yahuarato, lo que les otorgaba una vista única y periférica de gran parte de la cuenca, por lo que podían estar bien protegidos.
Fue el fraile Jerónimo de Alcalá quien hizo un recuento detallado de esta zona en el documento «Relación de las ceremonias y ritos y población y gobierno de los indios de a provincia de Michoacán«, donde dio a conocer que en este lugar se establecieron alianzas estratégicas entre los españoles y la población antigua. También se dice que la ciudad era cien por cien administrativa, por lo que su crecimiento fue basto.
El INAH señala, además, que en esta ciudad habitaron los Señores Uacúsechas, también conocidos como los Señores Águila o Guerreros Águila, quienes fueron los líderes y responsables de gobernarlos. Este, sin duda, es uno de los atractivos más importantes de la zona arqueológica que atrae a miles de turistas al año.
Esto es lo que hay en Tzintzuntzan, zona arqueológica:
- La Gran Plataforma destaca por ser uno de los monumentos más sobresalientes en el área. Es una terraza artificial que mide 450 m de largo por 250 m de ancho, construida por varias toneladas de piedras que fueron acarreadas a mano.
- El Palacio está completamente en escombros, pero es importante porque hallaron restos humanos como cráneos rotos o completos, algunos con deformación frontal intencional y dientes limados en forma de “cola de golondrina”.
- Las Yácatas son construcciones piramidales de planta rectangular, hasta con diez cuerpos escalonados, paralelos y en talud, se complementan con figuras desplantes semicirculares de figura cónica.
- El Pozo del Sonde se encuentra debajo de las Yácatas.
- La Ciudadela era el centro de la ciudad, una plaza principal en donde se desarrollaba la vida cortesana y se llevaban a cabo las ceremonias religiosas y civiles, por ende era para usos o funciones habitacionales y administrativas.
- El edificio E era un conjunto habitacional donde había también una especie de almacen con las reservas de todo el reino, así como los productos para pagar tributo.
¿Dónde está ubicado Tzintzuntzan?
A Tzintzuntzan se puede llegar por la carretera federal 120 Morelia-Pátzcuaro, tomando la desviación a Quiroga. También llegas por la carretera Guadalajara-Morelia en la población de Quiroga. Está cerca de 500 metros hacia el noreste del cementerio de la localidad.
El costo es de 75.00 pesos la entrada general, pero tienes que pagar un extra por cuota por cámara de video y fotografía. Hay descuentos para personas con INAPAM, así como estudiantes o maestros con identificación vigente. Está abierto de lunes a domingo de 9:00 a 17:00 horas.
¿Quiénes eran los Guerreros Águila?
El guerrero águila era una figura de élite dentro del ejército mexica. Formaba parte, junto con los guerreros jaguar, de la clase de guerreros más distinguidos y temidos de la civilización azteca. Estos guerreros no solo eran expertos en combate, sino que también ocupaban un lugar destacado en la sociedad mexica.
Su entrenamiento era riguroso y especializado. Los guerreros águila eran seleccionados desde jóvenes y sometidos a un entrenamiento exhaustivo que incluía combate cuerpo a cuerpo, el uso de diversas armas, así como un adiestramiento espiritual. El águila, un animal sagrado para los mexicas, simbolizaba el sol, la fuerza y el valor, atributos que se buscaban inculcar en estos guerreros.
Además de su destreza en la batalla, los guerreros águila tenían un papel importante en la sociedad mexica. Su valor y habilidades los convertían en figuras respetadas y admiradas. Ocupaban puestos de liderazgo en el ejército y eran recompensados con privilegios y honores. La imagen del guerrero águila se convirtió en un símbolo del poder y la gloria del imperio mexica, y su legado perdura hasta nuestros días.
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