Tras varios años investigando la fabricación de químicos sostenibles en Abengoa, Joaquín Alarcón de la Lastra, una vez fuera de la compañía, decidió no tirar por tierra el tiempo trabajado. Negoció con la multinacional andaluza para desarrollar por su cuenta esta investigación y en 2017 fundó Catalyxx. Desde entonces ha levantado más de 21 millones de euros en financiación a lo que hay que sumar más de 25 millones que ya invirtió Abengoa. Un proceso largo y costoso al que este año se sumará una nueva ronda. El Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha otorgado a Catalyxx la preaprobación de una financiación de 37 millones de euros que tiene como objetivo respaldar la construcción de su primera planta industrial a escala comercial para la producción de biobutanol y otros alcoholes, un proyecto pionero en Europa que se instalará en Francia.
De los cinco empleados que tomaron las riendas del negocio, hoy son 35. Una plantilla que tiene como centro de actuación la transformación de químicos como el bioetanol en otros sostenibles como el biobutanol, biohexanol o biooctanol. Una tecnología única y patentada que tiene como reto sustituir un producto que se fabrica a partir del petróleo por otro elemento que se deriva de una materia prima de origen renovable. “Estamos diseñando una nueva ruta para que el futuro de la industria química deje de ser petroquímica. Con eso conseguimos reducir la huella de carbono”, afirma Alarcón de la Lastra. Su objetivo no es fabricar un producto nuevo, sino una nueva forma de elaborarlo a un coste competitivo que, según el fundador, es alrededor de un 60% más barato. Con las mismas aplicaciones que el elemento original: resinas, pinturas, adhesivos, cosméticos… “Todos estos productos podrán incorporar ese elemento natural y en el bote aparecerá que son de origen renovable”, subraya.
De momento cuentan con una planta de demostración en La Rinconada (Sevilla) que les ha servido para mejorar la tecnología, pero entre sus planes más ambiciosos está empezar la construcción en 2026 de una fábrica en Alsacia (Francia), que estará operativa en 2027 y que supondrá una inversión de 120 millones de euros. “La levantamos allí por motivos logísticos. La industria química europea está entre Alemania, Holanda, Bélgica y Francia y esta zona es el centro geográfico”, señala. Pero no solo aparece Europa entre sus próximos destinos. Según apunta Alarcón de la Lastra, esta fábrica tendrá sus réplicas en Brasil y en Estados Unidos.
Su modelo de negocio, que 2024 les reportó unos 307.000 euros y que este año prevén que supere el millón de euros, lo han articulado en dos vertientes. Por un lado, con la producción de químicos y, por otro, mediante el licenciamiento de la tecnología, por la que cualquier empresa interesada en elaborar sus productos, podrá hacerlo tras el pago de un canon. Para la fabricación, el fundador dirige su objetivo hacia Europa, Estados Unidos y Brasil, mientras que para licenciar Asia se ha convertido en su destino prioritario.
De momento, tanto para una como para otra, Catalyxx ya cuenta con clientes. Para la primera han firmado con una empresa química europea, de la que evita decir su nombre por motivos de confidencialidad, y para la segunda han llegado a un acuerdo en diciembre de 2024 con la india Godavari Biorefineries Limited. Según fuentes de la empresa, este contrato les garantizará unos ingresos recurrentes de 2,5 millones de dólares al año (unos 2,17 millones de euros).