Emulando la iniciativa del debunker James Randi, quien ofreció un millón de dólares a quien demostrara poseer «poderes paranormales», un conocido cineasta británico, David Rolfe, ha convocado ahora un concurso, premiado también con un millón de dólares, a quien sea capaz de reproducir la imagen de un crucificado en un lienzo, sin emplear tinta, barniz ni otros productos químicos.
Rolfe, de 70 años de edad, tiene a sus espaldas más de cien películas y programas de televisión desde 1972. Era un ateo convencido cuando decidió realizar un documental en 1978 sobre la Sábana Santa de Turín… y le cambió la vida. Ahora lleva cuatro y se ha convertido en un férreo defensor de la Síndone, como también se conoce a la mortaja que conserva la catedral turinesa. El último documental lleva por título Who Can He Be (¿Quién puede ser él?) y, convencido de su autenticidad, ofrece un millón de dólares a quien sea capaz de replicarla. Hasta ahora, nadie ha conseguido superar el reto, lo que demuestra la complejidad y singularidad del artefacto.
Y es que la Sábana Santa no tiene pigmentos, ni mucha sangre. Es más, la tenue imagen del crucificado que contiene sólo afecta a la parte más externa de los filamentos de cada hilo de lino complicando aún más su replicación. Es un misterio para el que se han propuesta muchas hipótesis.
Desde su primer documental, titulado, The Silent Witness, el director siente que la reputación de la reliquia se ha visto gravemente dañada a causa del resultado de la prueba de datación por radiocarbono que se realizó en 1988. Para ello se tomó un trozo de unos 8 centímetros de una esquina de la Sábana y se dividió en tres, para que sendos laboratorios la sometieran a prueba de manera independiente. El Carbono 14 estableció la antigüedad del Santo Sudario en una horquilla que comprendida entre los años 1260 y 1390 d. C. Era, por tanto, una falsificación medieval.
En opinión de Rolfe, sin embargo, hay numerosas pruebas científicas e históricas, menos publicitadas que la datación, que contradicen la afirmación de fraude medieval y ahora ha querido plasmarlas en su nuevo documental ¿Quién puede ser?
En la nueva cinta, además, describe algunas razones por las que no se debe confiar en el resultado de la prueba del C-14. De hecho, la revista Nature indicó que el nivel de significación del C-14 en otras muestras de referencia tiene una fiabilidad que ronda entre el 30 y el 90% y el de la Sábana Santa está situado en tan sólo un 5% porque la cantidad de carbono pudo verse alterada por la exposición al humo de tres incendios y las velas que siempre la rodearon. Rolfe también describe en su documental algunas de investigaciones científicas notables que le han llevado a la conclusión de que este «paño sagrado» es, en realidad, el sudario funerario de Jesucristo.
Una de las aportadas es el estudio realizado en 2022 por el Instituto de Cristalografía de Italia sobre una muestra de lino de aproximadamente 0,5 mm × 1 mm del Santo Sudario de Turín, concretamente, del área de los pies de la imagen frontal, cerca de la llamada muestra de Raes. El responsable del trabajo científico, Liberato de Caro, aplicó un nuevo método para datar hilos de lino antiguos inspeccionando su degradación estructural por medio de la Dispersión de Rayos X de Ángulo Amplio (WAXS).
Tras comparar el tejido con una muestra similar proveniente del asedio de Masada, de entre 55 y 74 d.C, advirtió que el grado de envejecimiento natural de la celulosa que constituye el lino de la muestra, era mucho más antiguo que los siete siglos propuestos por la datación por radiocarbono en 1988.
Según el trabajo, publicado en la revista Plus One, los resultados experimentales son compatibles con la hipótesis de que la reliquia posee dos mil años de antigüedad, como supone la tradición cristiana, siempre que se haya conservado a niveles adecuados de temperatura secular media (20,0–22,5 °C) y humedad relativa correlacionada (75–55%) durante trece siglos de historia desconocida, además de los siete siglos de historia conocida en Europa.
Y, añade, que para que los resultados fueran compatibles con la prueba de radiocarbono de 1988, la Sábana Santa debería haberse conservado durante sus hipotéticos siete siglos de existencia a una temperatura ambiente secular muy próxima a los valores máximos registrados en la Tierra.
Las últimas investigaciones podrían ser de gran ayuda para los historiadores que quieran profundizar en los orígenes del sudario.
Podrán comprobar, por ejemplo, si las condiciones detalladas en el estudio de De Caro coinciden con posibles localizaciones y periodos históricos en los que se dice que el sudario fue conservado antes de su historia documentada.