
Un incidente de violencia en el ámbito de los deportes juveniles conmocionó a la comunidad de St. Louis, Misuri, cuando un padre disparó cinco veces contra el entrenador de fútbol de su hijo durante una discusión. Según informó el medio First Alert 4, Daryl B. Clemmons, de 45 años, fue declarado culpable de agresión y acción criminal armada por un jurado.
El ataque ocurrió el 10 de octubre de 2023, cerca de un campo de práctica en Sherman Park, mientras niños de entre 9 y 10 años jugaban en las cercanías. La sentencia de Clemmons está programada para el 13 de marzo. De acuerdo con los fiscales, el motivo del ataque fue una disputa sobre el tiempo de juego que el hijo de Clemmons recibía en el equipo.
La víctima, Shaquille Latimore, de 34 años, era entrenador voluntario de la liga juvenil City Rec Legends Football League y padre de cinco hijos. Según consignó el New York Post, Clemmons, quien anteriormente había sido entrenador del mismo equipo, se enfrentó a Latimore armado, mientras este último entregaba su propia arma a un amigo y proponía resolver el conflicto con una pelea a puños. Sin embargo, el atacante rechazó la propuesta y disparó contra la víctima, impactándolo en la espalda y otras partes del cuerpo.
El ataque no solo dejó a Latimore gravemente herido, sino que también traumatizó a los niños y familias presentes en el lugar. Según declaraciones de la madre de la víctima, SeMiko Latimore, recogidas por el New York Post, el incidente fue “insensato” y dejó a los niños profundamente afectados.
“Estamos aquí para sacar a estos niños de las calles y enseñarles lo que deben y no deben hacer. Ahora tenemos a todos estos niños traumatizados porque su entrenador fue baleado frente a ellos”, expresó. Además, destacó que el ataque pudo haber tenido consecuencias aún más graves, ya que Clemmons podría haber herido a alguno de los menores presentes.
El fiscal del caso, Gabe Gore, también subrayó la gravedad del incidente, calificando la violencia en los deportes juveniles como “completamente inaceptable”. En un comunicado, el funcionario señaló que este tipo de actos socavan los valores fundamentales que estas actividades buscan inculcar, como el trabajo en equipo, la disciplina y el respeto.
“Este evento pudo haber terminado en una tragedia aún mayor, no solo para el entrenador, sino también para los niños y las familias que estaban presentes”, afirmó.
“No vi su arma hasta que ya era demasiado tarde. Corrí, y él me disparó en la espalda. Caí al suelo, y me disparó un par de veces más”, declaró la víctima a las autoridades. Latimore también relató que Clemmons lo insultó mientras yacía herido en el suelo, antes de que otros adultos intervinieran para detener la agresión.
“Después de dispararme, dijo: ‘Te dije que iba a hacerlo’”, recordó al afectado. A pesar de la gravedad de las heridas, Latimore logró sobrevivir y recuperarse, aunque el impacto emocional del ataque persiste tanto para él como para los testigos.
El incidente ha puesto de relieve un problema creciente en los deportes juveniles: la violencia entre padres y entrenadores. Según reportó el New York Post, Clemmons estaba molesto porque su hijo no era titular en el equipo, lo que lo llevó a confrontar a Latimore de manera violenta. Este tipo de conflictos no solo pone en peligro a los involucrados, sino que también envía un mensaje negativo a los jóvenes atletas sobre cómo manejar las diferencias y las frustraciones.
La madre de Latimore enfatizó la importancia de mantener un ambiente seguro y positivo en los deportes juveniles, especialmente en comunidades donde estas actividades sirven como una vía para alejar a los niños de entornos peligrosos. “Se supone que estamos aquí para enseñarles a estos niños valores y darles un ejemplo positivo. En lugar de eso, ahora tienen que lidiar con el trauma de haber visto a su entrenador ser atacado”, lamentó.
Tras el ataque, Clemmons huyó del lugar, pero se entregó a la policía esa misma noche. Durante el juicio, el jurado lo encontró culpable de los cargos de agresión y acción criminal armada, delitos que podrían conllevar una sentencia significativa. La audiencia para determinar su condena está programada para el 13 de marzo, y se espera que el caso sirva como un recordatorio de las consecuencias de la violencia en entornos comunitarios.