domingo, julio 6, 2025

Vinicius se enciende: el Madrid supera al Salzburgo y jugará los octavos contra la Juventus | Mundial de clubes 2025

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A este nuevo Real Madrid de la intensidad y las distancias le faltaba todavía la magia de Vinicius, un tanto alicaído en el arranque del Mundial de Clubes. Y contra el Salzburgo volvió a comparecer. Primero con un regate deslumbrante a la carrera que cerró con un gol y después con una asistencia de tacón a Valverde. El brasileño volvió a marcar con el Madrid dos meses después de la última vez, contra el Arsenal en aquella noche triste de la eliminación de la Champions en el Bernabéu. Puso el fogonazo de genio a una función que el equipo gobernaba a través de la ortodoxia de la estructura y de la velocidad de la pelota. Por ahí empezó la victoria contra un Salzburgo que tardó muchos minutos en encontrarse, y que conduce al Madrid a enfrentarse en los octavos de final contra la Juventus en Miami el próximo 1 de julio (21.00, Dazn y Telecinco).

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Christian Zawieschitzky, Stefan Lainer, Jacob Rasmussen, Joane Gadou, Frans Krätzig, Dorgeles Nene (Samson Baidoo, min. 88), Mamady Diambou (Maurits Kjærgaard, min. 45), Oscar Gloukh, Soumaïla Diabaté (Yorbe Vertessen, min. 72), Petar Ratkov (Adam Daghim, min. 45) y Edmund Baidoo (Karim Onisiwo, min. 88)

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Thibaut Courtois, Dean Huijsen, Antonio Rüdiger (Jacobo Ramón, min. 66), Aurélien Tchouaméni, Fran García, Jude Bellingham (Brahim Díaz, min. 81), Arda Güler (Luka Modric, min. 66), Trent Alexander-Arnold, Federico Valverde (Dani Ceballos, min. 73), Vinícius Júnior (Rodrygo, min. 66) y Gonzalo García

Goles
0-1 min. 39: Vinicius Junior. 0-2 min. 47: Federico Valverde. 0-3 min. 83: Gonzalo García

Al tercer partido apareció Vinicius, y aparecieron los tres centrales, y eso que uno, Tchouameni, en realidad no lo es, ni le gusta demasiado. Pero allí estaba, entre Huijsen y Rüdiger, titular después de los primeros minutos de prueba del otro día contra Pachuca. Los carriles los ocuparon Trent y Fran García, y en el centro operaron Valverde como pivote, Bellingham a su derecha y Arda a su izquierda. En la delantera salieron Vinicius y Gonzalo, y Rodrygo volvió a empezar en el banquillo por segundo partido consecutivo, aunque esta vez apareció al final. Con el nuevo dibujo, plan fetiche de Xabi en el Bayer Leverkusen, el Madrid monopolizó la pelota, que cada vez le fluye más rápido. El Salzburgo cabeceaba de lado a lado mientras el Real exploraba los caminos de fuera, de Trent a Fran, y luego variaba al pasillo del medio, donde tejían Valverde, Arda y Bellingham en espacios apretadísimos.

El aviso más serio llegó por esa senda. El inglés filtró un pase a una carrera de Vinicius por el centro hacia el área, pero el brasileño no superó la pierna que estiró Zawieschitzky para evitar el gol. El Madrid meneaba al rival y ir y venir dejaba la sensación de que solo era cuestión de que acabara derrumbándose, comenzando por un medio que llega tarde a una cobertura, y así todo el cadena.

Cuando los austriacos tenían que empezar a jugar desde atrás, el Real se lanzaba a por ellos muy arriba, con la precaución de avanzar juntos, Vinicius y Gonzalo observándose, contando jugadores rivales para elegir hacia dónde arrojarse. Sobre todo Gonzalo, rápido y decidido en la defensa, y de nuevo clarividente en la lectura de dónde aparecer para regalar un apoyo, una pared de tacón, la eliminación de un defensa con un regate. Juega como si siempre hubiera estado ahí. Y además sigue marcando. Mientras los delanteros y los medios apretaban la salida, desde la banda Xabi empujaba a los centrales para que avanzaran todavía unos metros más, en campo contrario. Quiere a su equipo muy junto, sin aire para el rival.

Falta dominar el manejo de esa defensa tan adelantada. Los balones a su espalda, buscando a Raktov y Baidoo, eran la principal vía de escape del Salzburgo, como lo fue de Pachuca en la segunda jornada. Tchouameni, Huijsen, Rüdiger y Fran García mostraron alguna duda y solo las limitaciones de los austriacos evitaron que el Madrid pagara los titubeos.

También hubo algunos tramos, escasos, en los que el Salzburgo escapó de la trampa y les hizo retroceder. Apretados más cerca de Courtois tampoco mostraron grietas, y al retirarse del campo austriaco, abrieron espacios que trataron de explotar con la velocidad de Vinicius. Bellingham volvió a lanzar al brasileño por el centro, esta vez con muchos más metros por delante. Dribló a la carrera, se sacó un zurdazo cruzado y marcó.

El Madrid volvía a matar con espacios. Y también a partir del paso adelante para defender. Una de las pérdidas que provocó el plan la rebañó Vinicius, que en el área le dejó la pelota de tacón a Valverde para que marcara.

El plan de Xabi perdió solidez con el transcurrir del partido y el Salzburgo fue encontrando rutas para llegar a Courtois. Fue cediendo la pelota y el portero belga empezó a sumar paradas, alguna de gran complejidad. El Real se vuelve vulnerable cuando pierde tensión, se descose y pierde estructura. Cede el balón y también vías para que le hagan daño. Había dejado de gobernar y Xabi metió al campo a Modric y Ceballos, pero el Salzburgo seguía pisando en área de Courtois.

Y así terminó el partido, con los austriacos insistiendo y llegando pese a que Gonzalo había marcado el tercero, una genialidad después de robar, correr, chocar y aguantar: todas sus virtudes en un gol que anotó picando con delicadeza sobre el portero, un poco a lo Raúl, su entrenador en el Castilla.



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