No suelen ser las mejores películas de la historia y a menudo se dan de bruces con las certezas de la ciencia, pero las películas de desastres y catástrofes naturales tienen un magnetismo especial. Y si no que se lo digan a Roland Emmerich, responsable de algunos de los filmes más icónicos del género como Independence Day, El día de mañana o 2012. Acabar con el mundo tiene su atractivo y la mayoría de estas películas suele tener en común su capacidad de entretener y enganchar a los espectadores de principio a fin bajo la misma estructura: una amenaza inesperada pone en jaque a la humanidad entera, pero hay una manera en la que el fin del mundo puede evitarse y resolver, ya de paso, algún que otro problemilla familiar.
Sin embargo, operar bajo la misma premisa no significa conseguir el éxito. Y si no que se lo digan a la película de Dean Devlin, Geostorm, un filme de ciencia ficción apocalíptico que se estrenó hace relativamente poco, en 2017, pero que hemos olvidado por completo.
Cuando la red de satélites diseñada para controlar el clima global empieza a fallar, un ingeniero de comunicaciones se convierte en la única persona con la capacidad de salvar el mundo de una tormenta de proporciones épicas. Pero ni ese ni tener que tratar con el hermano con el que lleva años sin hablarse, será el único problema: mientras, en la Tierra, se trama una conspiración para acabar con la vida del presidente de los Estados Unidos.
A pesar de que Geostorm tenía muchas papeletas para ser comparada con el tipo de películas disfrutables que le debemos a Roland Emmerich, ni su fiesta de efectos de visuales ni contar en su elenco con un actor de la talla de Gerald Butler consiguieron salvarla de ser un auténtico fracaso a nivel de crítica. Aunque hay gente que prefirió disociar de lo que la película pretendía ser realmente y acabó elogiándola por su nivel de absurdo y locura argumental, lo cierto es que Geostorm recibió por todos lados.
«Enormemente tonta y aburrida»
Con una puntuación en Rotten Tomatoes de 17% por parte de la crítica y otro suspenso monumental por parte del público (35%), la percepción generalizada sobre la película es que fallaba en todo: un guion débil en torno a una historia mil veces vista, efectos visuales cutres y malas interpretaciones. Solo echando un vistazo a las críticas que se publicaron entonces, queda claro que fue destrozada sin piedad: «Geostorm es una película emocionante, siempre que nunca hayas visto una película antes», escribía Collider en su crítica frente a otras mucho más destructivas, como la de The Hollywood Reporter, que la describió como «Enormemente tonta y aburrida».
Por si no fuera suficiente, Geostorm, que había costado una auténtica pasta, fue un fracaso a nivel comercial. Aunque su presupuesto inicial no llegaba a los 90 millones -que tampoco es poco-, varias de sus escenas tuvieron que ser rodadas de nuevo y finalmente costó entre 120 y 130 millones. Así, que su recaudación alcanzase los 220 millones de dólares no fue suficiente para alcanzar la rentabilidad y acabó provocando pérdidas de 70 millones de dólares a Warner. Por una película de la que nadie se acuerda.
La película está disponible en los catálogos de Netflix y HBO Max.