No es nada fácil ponerse a darle una nueva interpretación a un clásico que ya tuvo una versión icónica que ha sobrevivido al tiempo y es reivindicada. Podría haber caído perfectamente entre otros tantos ejemplos de series que intentan volver a contar una historia, o se mueven en el terreno de la precuela o la secuela, para intentar aprovechar el éxito del pasado pero pasan sin pena ni gloria.
No es el caso de Ripley, una portentosa miniserie protagonizada por Andrew Scott, Dakota Fanning y Johnny Flynn. Ocho episodios escritos y dirigidos por un maestro guionista como Steven Zaillian que se pusieron hace poco disponibles al completo en Netflix y han sido de los mejores estrenos que ha tenido la plataforma.
Ambientada en los años 60 en la icónica ciudad de Nueva York, la serie cuenta la historia de Tom Ripley, un estafador experimentado al que la suerte se le está empezando a agotar. Sin previo aviso, Tom es contratado para viajar a Italia con el fin de recuperar al hijo de un hombre rico y convencerle de que vuelva a Estados Unidos.
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Ripley tiene claro en su vida que desea escalar en la sociedad, y esta puede ser su gran oportunidad. Cuando Tom decide aceptar el encargo, se adentra en una vida mucho más complicada que a la que estaba acostumbrado, en la cual el engaño, las mentiras, los fraudes y los asesinatos están a la orden del día.
Zaillian presentó este proyecto de serie, que realizaría al completo como autor total, para poder desentrañar más profundamente al personaje principal de las novelas que ya vimos en la sensacional película El talento de Mr. Ripley. El cineasta toma la astuta decisión de diferenciarse todo lo posible, haciendo más maduro al personaje en edad y cambiando los fastuosos colores de la película por un elegantísimo blanco y negro.
‘Ripley’: la dificultad de hacer crímenes
Netflix retomó el proyecto después de Showtime lo produjese pero no quisiese estrenarlo. Es difícil entender que quisiese desprenderse de una obra tan espléndida y exquisita, que maneja un suspense muy concienzudo pero también un humor muy fino. Los intentos de Ripley por llevar a cabo crímenes son seguidos hasta el último detalle, incluyendo sus dificultades por llevarlos a cabo.
Es una serie que ejecuta la exploración de su protagonista y sus terribles actos con la misma sofisticación envenenada que muestra Vince Gilligan en series como Breaking Bad o Better Call Saul (de hecho, la manera en la que usa el blanco y negro recuerda mucho a la segunda). La plataforma hizo muy bien en hacerse con esta gran miniserie que puede dar mucho juego de cara a los Premios Emmy.
Puedes ver Ripley en Netflix.
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