No hay evidencia que respalde la idea de que los avistamientos UAP estén relacionados con tecnología extraterrestre. Esta es la principal conclusión del informe de la AARO (Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios), publicado el pasado 8 de marzo, para dar cumplimiento al mandato de Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA) 2023.
“La mayoría de los avistamientos –se lee en el informe- se atribuyen a objetos y fenómenos ordinarios, así como a errores de identificación.” Además, niega que el gobierno de los Estados Unidos o contratistas del Departamento de Defensa hayan desarrollado programas de ingeniería inversa derivados del rescate de artefactos extraterrestres. Puedes acceder PDF del informe en inglés aquí.
El informe de la AARO escenifica la división entre la narrativa del Congreso, empeñado en dilucidar la realidad de las afirmaciones de David Grusch, y otros denunciantes de ovnis, que acreditan la recuperación de objetos no identificados y el desarrollo de programas secretos que aplicarían tecnología inversa a la industria militar estadounidense, y el relato del Departamento de Defensa, que niega la mayor.
Es más, el reciente informe entra en contradicción con otro de la Oficina del Inspector General (OIG) de Inteligencia que seguía manteniendo la necesidad de garantizar la seguridad nacional en un contexto donde los fenómenos anómalos no identificados representan un interrogante persistente y creciente. ¿En qué quedamos?
No es extraño, pues, que la publicación de la versión no clasificada haya generado una oleada de reacciones encontradas en las redes sociales.
El Pentágono dice que las afirmaciones sobre ovnis-extraterrestres de David Grusch son infundadas y falsas
De un lado, el periodista Steven Greenstreet, que lleva años denunciando que todas las afirmaciones extraordinarias de este proceso de desclasificación parte de un grupo de creyentes, apasionados por los fenómenos que se dan cita en el famoso Skinwalker Ranch, que –como veremos más adelante- es citado en el informe.
“El Pentágono –escribe Greenstreet- dice que las afirmaciones sobre ovnis extraterrestres del «denunciante» David Grusch son infundadas y falsas. Tales afirmaciones –añade- «son en gran medida el resultado de informes circulares de un pequeño grupo que repite lo que escuchó de otros».
Pentagon states that the alien UFO claims of «whistleblower» David Grusch are unfounded and false.
Such claims «are largely the result of circular reporting by a small group repeating what they heard from others.»
Exactly what I’ve been reporting.pic.twitter.com/T9y0LWo3G3
— Steven Greenstreet 🐷 (@MiddleOfMayhem) March 9, 2024
Patrick Ryder (sobre estas líneas), portavoz del Departamento de Defensa, explicó en Washington que la investigación de la AARO se abordó con mente abierta y sin ideas preconcebidas. Pero no es eso lo que piensa el ex subsecretario adjunto de Defensa para Inteligencia, Christopher Mellon, quien asegura que, el informe no satisface a nadie. “Se trata de un caso en el que el Departamento de Defensa y el CI se investigan a sí mismos sin siquiera la independencia de la que disfrutan los Inspectores Generales.”
No le falta razón. Cuando en los años setenta, la CIA se investigó a sí misma por los abusos relacionados con el programa MK ULTRA, en su informe se leía: «Y después de una revisión exhaustiva, la Agencia Central de Inteligencia no ha encontrado evidencia verificable de ningún presunto programa ilegal de experimentos humanos llevado a cabo por la agencia».
Sólo la filtración periodística, al New York Times provocó que MK ULTRA saltara por los aires y se formara la Comisión Rockefeller para dirimir responsabilidades. Y ahí es donde el periodista Christopher Sharp pone el acento de un brillante artículo en Liberation Times. Sharp cree que «el verdadero periodismo de investigación en los viejos medios está muerto» y que, publicaciones como las del The New York Times o el Whasington Post, están más inclinadas a cumplir las órdenes de la CIA que a investigar de forma independiente a los poderosos.
Se realizó una sesión informativa previa a un reducido número de medios en un intento de controlar la narrativa UAP
Su temor se sustenta en el estricto embargo de la información que impuso el Pentágono a los periodistas. Hubo una sesión previa a la publicación del documento para un reducido grupo de medios en un intento de controlar la narrativa y cerrar los comentarios sobre el tema. Ni los defensores de Disclosure UAP ni los denunciantes de ovnis tuvieron oportunidad de responder a las incógnitas no resueltas y los medios publicaron apresuradamente las conclusiones del Departamento de Defensa cuando se levantó el embargo sin aplicar ningún sentido crítico.
No es extraño, pues, que Mellon diga que “este informe nos está impulsando a mí y a otros a redoblar nuestros esfuerzos para ayudar al Congreso y al público a conocer la verdad.”
Por su parte, el periodista Ross Coulthart amaga -incluso- con dar a conocer los nombres de los «guardianes» del programa de ingeniería inversa. «Uno de ellos -dice- formó parte del Consejo de Seguridad Nacional con Dick Cheney durante sus años en la Casa Blanca».
Lue Elizondo también criticó el informe, calificándolo de «intencionalmente deshonesto, inexacto y peligrosamente engañoso». Y, agregó: “Hago responsables a los líderes del Pentágono y a los antiguos líderes de AARO por este intento obvio de menospreciar y avergonzar a los denunciantes, de socavar la verdad e ignorar la evidencia”
¿Miente la AARO en su informe de 63 páginas?
En esencia, el Departamento de Defensa a través de la AARO busca descartar todo. Llevar el asunto UAP a la casilla de salida. Su objetivo es oscurecer la presencia de naves muy avanzadas en nuestra atmósfera, que son a la vez inquietantes y desafían las explicaciones convencionales.
Cabe preguntarse: ¿Dónde quedaron las declaraciones del Inspector General de la Comunidad de Inteligencia (IGIC) que consideraba la denuncia de Grusch sobre programas UAP ilegales como «urgentes y creíbles»?
Los ecos de la indignación llegaron incluso a España cuando el doctor en Ciencias Geológicas y experto en meteoritos, geología planetaria y astrobiología, Jesús Martínez Frías, compartía en X (ates Twitter) que “el último informe de la AARO es una intolerable falta de respeto hacia los investigadores, que cualquiera que haya estudiado un mínimo sobre el tema UAP sabe apreciar. Un intento de confundir y ocultar información que espero tenga efectos legales hacia los responsables.”
El último informe de @DoD_AARO es una intolerable falta de respeto hacia los investigadores, que cualquiera que haya estudiado un mínimo sobre el tema #UAP sabe apreciar. Un intento de confundir y ocultar información que espero tenga efectos legales hacia los responsables.
— Jesús Martínez Frías (@J_MartinezFrias) March 9, 2024
La mayor parte de la cobertura mediática del nuevo informe AARO se ha centrado, casi por completo, en la falta de evidencias que vinculen los avistamientos de UAP con tecnologías extraterrestres, así como la ausencia de programas clasificados involucrados en la recuperación de vehículos accidentados de origen no humano. Aunque el informe alude a un programa -con el nombre en clave de Kona Blue– que fue presentado al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en la década de 2010 y que implicaba un posible programa de ingeniería inversa para cualquier tecnología extraterrestre adquirida por el gobierno de Estados Unidos.
Kona Blue había sido propuesto por ex miembros de un misterioso programa de la DIA conocido con el acrónimo AAWSAP (Programa de Aplicación de Sistemas de Armas Aeroespaciales Avanzadas por sus siglas en inglés), cuyos impulsores se identifican en el informe de la AARO como «principales defensores detrás de las afirmaciones en curso que involucran al gobierno secreto de los EE. UU y los programas UAP». Entre ellos el difunto senador Harry Reid.
Los funcionarios de la AARO no encontraron evidencias de que naves extraterrestres o sus ocupantes hubieran sido recuperados por el ejército estadounidense y Kona Blue fue finalmente rechazado por los líderes del DHS.
Aunque la mayoría de los hallazgos de la AARO descartaron cualquier conexión verificable con naves exóticas o fenómenos genuinos e inexplicables, vinculándolos en cambio con programas conocidos del gobierno de EE. UU., hay un puñado de incidentes que todavía sigue investigando, algunos de estos incidentes se produjeron en lugares estratégicos de Estados Unidos. «Un pequeño porcentaje de casos tiene características potencialmente anómalas o características preocupantes», escriben los autores del informe.
El informe de la AARO compra la narrativa de su último director, el doctor Sean Kirkpatrick cuando, en un reciente artículo en Scientific American decía: El sensacionalismo y la politización de la ciencia no ayudan a encontrar la verdad. Si bien todos quieren una respuesta ahora, la verdad llevará tiempo. La física no se puede reinventar para adaptarla a un resultado deseado, y no se pueden sacar conclusiones analíticas basadas únicamente en datos cuestionables y en la palabra de “testigos creíbles”. Y cuando los datos no se ajustan a su teoría, la teoría está equivocada, no los datos.»
Y añadía: «Si la verdadera cuestión es el alcance de la clasificación gubernamental y la notificación al Congreso, eso debería abordarse en los foros apropiados, no persiguiendo a ET»