Donald Trump está arrasando en las primarias y allana el terreno para ser candidato republicano a la Casa Blanca en las elecciones del próximo mes de noviembre. Los chascarrillos dicen que los funcionarios del Departamento de Defensa de Estados Unidos y los de la NASA se preparan para el regreso de Trump, quien –recordemos- firmó la Ley de Divulgación de Información sobre ovnis en diciembre de 2020.
Y es que fue desde su mandato que el Pentágono no sólo redefinió los ovnis como UAP (entonces Fenómenos Aéreos No Identificados) sino que confirmó la existencia de un programa de estudio, validó los primeros vídeos y hasta amenazó con la disclosure cuando se le hizo un impeachment una semana antes de que expirara su mandato.
En ese contexto, China va a activar de nuevo su estrategia espacial para contrarrestar a los Estados Unidos. Esta estrategia –atención- incluye un sistema de contramedidas del Ejército Popular de Liberación (EPL), contra los «Fenómeno Aéreo No Identificados».
Según publica el portal chino News Post Seven, el sistema de contramedidas UAP fue revelado en una conferencia de científicos de alto nivel en tecnología de la información que se celebró en Beijing en 2019.
Según el periodista Shoji Nishioka, ex director general del Mainichi Shimbun China, en esa conferencia, investigadores del Ejército Popular de Liberación afirmaron que «(los UAP) representan un serio desafío para la seguridad de nuestra nación» y revelaron que existe un sistema de informes de tres niveles para tratar con los UAP. La información recopilada en la base de datos nacional se analiza mediante inteligencia artificial y existe un mecanismo para determinar el ‘índice de amenaza’ del objeto en cuestión».
El gobierno chino alardea de su capacidad para monitorear y analizar los UAP
Como ya informamos, la inteligencia Artificial puede verificar fragmentos de información dispersos en muchos conjuntos de datos creados en diferentes momentos y lugares, pudiendo detectar vínculos invisibles que ayuden a determinar si los avistamientos fueron causados por un país hostil, aficionados a la aviación, a la naturaleza u cualquier otra razón.
Para el ufólogo Kiyoshi Amamiya, las autoridades chinas comenzaron a considerar a los UAP como una «amenaza a la defensa nacional» después del llamado «incidente de la revuelta de aviones del Ejército Popular de Liberación» que tuvo lugar en la provincia de Hebei, el 19 de octubre de 1998.
Amamiya, detalla que a las once de la noche de ese día, cuatro radares detectaron un UAP sobre la ciudad de Cangzhou, en la provincia de Hebei.
El no identificado realizó repetidamente movimientos que parecían estar provocando a un avión del EPL que se había despegado, y en un instante se elevó rápidamente, «desde una altitud de 1.500 metros a 20.000 metros», como el famoso Go Fast.
Desde entonces, las autoridades chinas se han centrado en la situación y han creado un manual de respuesta. Los datos recopilados por la IA se tratan como el más alto secreto militar y se dice que el acceso a la información está limitado a un pequeño número de personas, incluido el presidente Xi Jinping, funcionarios del Partido Comunista y líderes militares.
Podríamos deducir, pues que, China está llevando a cabo un proceso de divulgación desde un punto de vista tranquilo que Estados Unidos y que ambos países admiten tener naves que podrían confundirse con UAPs y, por consiguiente causar una guerra en caso de confusión pero, y esto es inquietante, podría ser propaganda del Partido Comunista que manipula noticias ovni para lograr un impacto internacional y un efecto político.