No se trata de una imagen creada con Inteligencia Artificial, ni tampoco es lo que parece. Las imágenes que ilustran esta información muestran las colinas piramidales del condado de Anlong, en la provincia de Guizhou, al suroeste de China. Guardan un tremendo y sugestivo parecido con las célebres pirámides de Egipto, pero, que se sepa, no intervino en ellas la mano del hombre, ni tampoco de visitantes de otros mundos. A veces, la Naturaleza es caprichosa.
Lo explica el profesor Zhou Qiuwen, de la Escuela de Geografía y Ciencias Ambientales de la Universidad Normal de Guizhou. Estas formaciones se remontan al Triásico temprano y medio. Tienen, por tanto, más de doscientos millones de años. Se trata de un paisaje kárstico, caracterizado por rocas solubles que sufren erosión vertical a causa del agua. Esto facilita la formación de unidades independientes a partir de un macizo rocoso original. La erosión continua en las capas superiores y otra menor en las inferiores, modela picos afilados y bases anchas que facilitan la forma piramidal y cónica.
Las imágenes que mostramos son solo una parte de lo que se conoce como el bosque de colinas de Wanfeng. Está formado por más de diez mil picos que se extienden por una superficie de 200 km de largo y 50 km de ancho. Xu Xiake, un famoso geógrafo de la dinastía Ming (1368-1644), visitó el lugar en dos ocasiones y lo describió como “un inmenso bosque de colinas que se extienden sobre una longitud de varios miles de kilómetros. Hay muchas colinas en el mundo, pero sólo las de aquí forman un bosque”.
Pyramid-shaped mountains in Anlong County, Guizhou Province, China
byu/ArmInternational3823 inBeAmazed
Las colinas que tocan a la localidad de Xingyi, al suroeste de la provincia de Guizhou y limitando al sur con Guangxi, parecen estar formadas por capas paralelas de piedras, como si se tratara de hileras de bloques. Xiake explicó que los minerales disueltos en agua se recristalizaron para crear distintas capas que se ven hoy debido a los cambios periódicos en el clima y la geología. Zhou detalló que “los procesos geológicos en los paisajes kársticos pueden disolver las capas de rocas en bloques más pequeños, que se asemejan a estructuras hechas por el hombre. Pequeñas grietas dentro de las rocas permiten que el agua las erosione lentamente, creando formaciones segmentadas en forma de bloques en lugar de una disolución completa”.
Eso no quita para que estas formaciones hayan captado la atención del ser humano desde la más remota antigüedad. De hecho, algunas formaciones incluyen santuarios en su interior, como el templo Wanfo, ubicado dentro de una cueva de una colina que se encuentra en el área escénica de Wanfenglin. Fue fundado en la dinastía Ming (1368-1644) en una montaña de 82 metros de alto y 126 metros de base, aprovechando una cueva natural.
Que las colinas piramidales de Guizhou sean naturales no quita que en China haya pirámides colosales, tal vez para imitar las que la madre naturaleza les regaló.
A diferencia de las pirámides de Egipto, las chinas están truncadas, es decir, la cúspide ha sido aplanada. Alrededor de estas construcciones se han erigido necrópolis reales, grandes complejos funerarios donde la pirámide del emperador ha sido rodeada de otras más pequeñas donde moran sus consortes sacrificadas. Las pirámides de las afueras de Anlong se han convertido recientemente en una popular atracción turística. Mucho ha tenido que ver el secretario del Comité del Partido en Xiawutun y vicepresidente del Comité Municipal de Xingyi de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, quien ha dedicado un gran esfuerzo a cambiar la fisonomía de la región, que estaba aferrada al cultivo agrícola, caracterizado por el alto rendimiento y los bajos ingresos, y buscar una salida basada en la explotación de los paisajes y hábitos populares de la zona.
El modelo es parecido al de Bosnia. En Visoko se revitalizó la economía local después de que, en 2013, el escritor y empresario bosnio Semir Osmanagić promoviera su proyecto arqueológico relacionado con las llamadas «pirámides de Bosnia». Lo que para muchos son formaciones naturales, como las de Guizhou, atrae a miles de turistas que penetran en los túneles excavados en Ravne por las distintas campañas que promueven para demostrar que se trata de estructuras artificiales.
Con menor éxito mediático, Italia también revitaliza Pontassieve, donde se erigen tres formaciones inusuales de una altura de 140 metros. Su promotor, Stefano Menghetti, ha reparado en tres formaciones piramidales situadas a a 14 km al este de Florencia.
Menghetti dice que tienen diferentes alturas y están dispuestas geométricamente entre sí como las estrellas del cinturón de Orión, al igual que las famosas pirámides de Giza. Lo cierto es que echarle algo de imaginación. Las colinas de Pontassieve están orientadas al noroeste con un ángulo de flanco de aproximadamente 45°, mientras que las pirámides de Giza están orientadas exactamente de norte a sur y tienen un ángulo de pendiente de 52° 52′. Su superficie está cubierta de árboles y vegetación, por lo que, como en Visoko, se pierde gran parte de la definición de la estructura.
Como sucede cuando visitas Visoko, la sensación es la de estar pisando una simple montaña, una formación natural que, desde la lejanía, tiene forma piramidal.
Pese a todo, este tipo de formaciones atrae a los entusiastas de los ovnis y civilizaciones desaparecidas que creen que las hicieron miles de años atrás, también a los seguidores de la New Age que buscan puntos telúricos o lugares donde llevar a cabo meditaciones extraordinarias.