Las experiencias cercanas a la muerte (ECM) son otro argumento importante que Ross presenta. Muchas personas que estuvieron a punto de morir aseguran haber tenido visiones de lo que parece ser el “más allá”, y aunque algunos intentan explicar estas experiencias como efectos del cerebro privado de oxígeno, Ross sostiene que muchos testimonios no pueden ser explicados así. Para él, estos relatos no son meras ilusiones, sino evidencia de que el alma deja el cuerpo al morir, una creencia muy común en religiones como el cristianismo, y que apunta a la existencia de un lugar al que llegamos después de esta vida.
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La Biblia, la oración y la existencia de lo trascendental
Ross no solo se basa en los descubrimientos científicos, sino también en la Biblia, que para él tiene “fiabilidad comprobada”. Aunque muchos critiquen los textos religiosos por ser antiguos, Ross argumenta que la Biblia coincide con muchos descubrimientos científicos que fueron hechos siglos después de que se escribieron esos textos.
Un ejemplo de esto es el pasaje de Isaías 42:5, que habla de “un universo que se extiende”, lo que para Ross hace referencia al Big Bang y a la expansión continua del universo. Para él, esta es una clara evidencia de que la ciencia y la fe pueden ir de la mano. Si la Biblia predijo descubrimientos científicos como el Big Bang, esto sugeriría que la creación del universo, y por lo tanto la existencia de la vida después de la muerte, tiene un origen trascendental.
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Por último, Ross menciona la oración como otra prueba de que existe un “reino trascendental”. Según él, las personas por las que los creyentes en Dios oran se recuperan más rápido y de forma más completa de enfermedades y cirugías. Y dice que no es una casualidad, sino una señal de que las oraciones realmente llegan a algo más allá de este mundo físico, algo que refuerza la idea de que hay un ser superior que escucha nuestras plegarias y que, posiblemente, tiene control sobre la vida y la muerte.
En resumen, a través del estudio del universo, fenómenos inexplicables, experiencias cercanas a la muerte, la sabiduría de la Biblia y el poder de la oración, este científico canadiense propone que hay un “reino trascendental” al que vamos después de morir. ¿Es esta la evidencia que necesitamos para creer en la vida después de la muerte? Según Ross, sí.
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