El actor, que acaba de cumplir 60 años, llegó incluso a pedirle matrimonio a la que fue su pareja durante apenas un año
Aunque no lo parezca, al menos por fotografías, Brad Pitt cumplió 60 años hace dos días. Sí, sí, ese hombre que te sigue gustando casi tanto como cuando protagonizó Troya tiene justamente la edad de tu padre. ¿Eso lo hace algo menos atractivo, verdad? Y aparte está esa cosa de que sus hijos no lo tienen en mucha estima según Pax Jolie-Pitt hizo saber a través de unas historias en su cuenta de Instagram.
Sea como fuere, seguro que el intérprete tuvo el pasado 18 de diciembre un día de lo más especial y no tendría nada de particular que lo pasase con su novia, la diseñadora de joyas Inés de Ramón, exmujer del actor Paul Wesley, protagonista de la serie de ficción Crónicas Vampíricas.
Sin embargo, mucho antes de que esta estadounidense con raíces españolas llegase a su vida y también de forma previa a sus dos matrimonios, el primero con Juliette Lewis, cuando pasaron por el altar ella tenía solo 16 años y él 26, sí, muy «creepy» todo, el segundo con Jennifer Aniston, con la que se casó en el año 2000, y el tercero y último por el momento con Angelina Jolie, la madre de sus hijos, con la que se dio el «sí, quiero» en 2014 tras casi 10 años de relación, hubo una mujer que ocupó el corazón de la estrella hollywoodiense y que además se lo rompió: su compañera de profesión Jill Schoelen.
Los jóvenes, cuando se conocieron no llegaban aún a la treintena, mantuvieron un romance que duró apenas un año a finales de los 80 tras coincidir en el «set» de rodaje de Cutting Class, una película de 1989 que pertenece al sangriento género «slasher», muy de moda en la década e iniciado por Hallowe’en en 1978, y con una estética y temáticas muy «camp».
Tras el flechazo comenzaron a asistir a eventos juntos en los que ambos siempre lucían una sonrisa de oreja a oreja y al parecer él estaba tan enamorado de ella que los rumores dicen que incluso llegó a pedirle matrimonio y estuvieron comprometidos durante tres meses, cuando ella decidió poner fin al noviazgo.
Al parecer, Jill Schoelen, que era bastante más famosa que Brad Pitt en aquel entonces después de haber protagonizado varias cintas, una de ellas Babes In Toyland en 1986 con Keanu Reeves, con el que también salió, se encontraba grabando en Hungría un «remake» de El fantasma de la Ópera en el que tenía como compañero a Robert Englund, encargado de encarnar a Freddy Krueger en la saga Pesadilla en Elm Street, y decidió hacer una llamada a su novio, que estaba en Los Ángeles. Él la vio tan afectada que usó el poco dinero que tenía en el banco por aquel entonces para coger un vuelo y hacerle compañía en la ciudad europea. No obstante, ¡su gozo en un pozo! Cuando llegó a su destino y se sentó con ella la actriz decidió romper con él alegando que se había enamorado del directo del «film» en el que estaba trabajando, el creador Dwight H. Little.
Esto mismo lo confesó Brad Pitt al periódico británico The Sun hace ya años, a lo que añadió que cuando oyó esas palabras del que en ese momento era el amor de su vida decidió simplemente levantarse y marcharse.
Ya en los 2000, cuando la carrera de Pitt era reconocidísima, Jill Schoelen decidió retirarse de la actuación y centrarse en la crianza de sus hijos después de haberse casado y a día de hoy lleva una vida que dista mucho de la del actor con el que pudo haber compartido sus días. O alguno más al menos.