martes, julio 15, 2025

Navantia, en la zona cero del rearme español | Negocios

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Navantia es una empresa pública clave en la industria de Defensa en España; un referente en construcción naval militar y civil, con 5.070 empleados, que no gana dinero desde hace 17 años. En 2024 perdió 196 millones. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) se hace cargo. Soplan vientos favorables para el negocio, pero con inquietud laboral y dificultades para acometer los planes industriales anunciados.

El gran juego de la política internacional y de las alianzas ha colocado al grupo en la zona cero del nuevo ciclo del rearme. El presidente de Navantia desde hace cuatro años, Ricardo Domínguez, está convencido de que los nuevos tiempos dejarán beneficios en un par de años. El Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa anunciado por el Gobierno contempla una inversión inicial de 10.471 millones en 2025, pero se cuentan hasta 31 Programas Especiales de Modernización (PEM) para la Defensa, con estimaciones de inversión de más de 34.000 millones en los próximos ejercicios. Algunos de los jugosos programas, como los destinados a la construcción de nuevos buques, caen de lleno en el radar de negocio de la compañía.

El negocio de Navantia —1.528 millones de facturación en 2024, con una cartera de pedidos de 8.100 millones— depende en más de tres cuartas partes del sector de la Defensa y de la exportación. Cuenta con una división especializada en la construcción de parques eólicos marinos —Navantia Seaenergies—, pero su esencia está en la especialización en el diseño, la construcción y el mantenimiento de buques militares y civiles de alta tecnología. Navantia dedica más del 10% de sus ingresos a I+D, muy por encima de la media industrial española. “La inversión en I+D+i”, explican fuentes de la compañía, “asegura que nuestros clientes cuentan con superioridad tecnológica en sus buques. En los últimos cinco años hemos invertido más de 540 millones en modernizar nuestros astilleros”. Según la empresa, la modernización de los procesos productivos en los astilleros supondrán un 20% de mejora en plazo, en coste y en calidad, lo que aportará estabilidad “para que los resultados sean buenos”.

Sistemas avanzados

Navantia presume de sistemas avanzados propios, sistemas de propulsión de submarinos únicos en el mundo, fragatas F-110 con “gemelo digital” y capacidad de construcción llave en mano de buques complejos. Presume también de apoyo institucional —Defensa, Armada Española—; de planes de diversificación en energía y de capacidad exportadora a mercados exigentes: Australia, Noruega, Arabia Saudí y Reino Unido, entre otros. Además, participa en consorcios europeos con proyectos del Fondo Europeo de Defensa (EDF) por importe de 520 millones y ha aumentado su presencia internacional con la compra de los cuatro astilleros Harland & Wolff en el Reino Unido. Un refuerzo de su huella industrial internacional, donde también compiten gigantes como Naval Group (Francia), Fincantieri (Italia) o Damen (Países Bajos).

La esperada escalada de ingresos se apoya en los pedidos internacionales que incluyen corbetas Avante 2200 para Arabia Saudí ( en torno a 2.000 millones), buques para el Reino Unido (2.000 millones ) y contratos logísticos para la Armada Española. Las joyas de la oferta de Defensa son las Fragatas F‑110, los submarinos S‑80 Plus y los portaaviones y buques de apoyo. Navantia lidera el estudio de viabilidad para el primer portaaviones convencional español, con capacidad para 30 cazas, como parte del plan Armada 2050. También están en marcha nuevos buques logísticos y anfibios.

El horizonte parece despejado, pero en el presente hay nubarrones. Navantia cuenta con centros de trabajo en la bahía de Cádiz, Ferrol-Fene y Cartagena. Es la viga maestra de la actividad económica de esas áreas. Un dato recogido en su último informe de Sostenibilidad: su actividad en la ría ferrolana genera el 22,4% de todo el empleo industrial de la provincia de A Coruña; una aportación de 688 millones al PIB provincial, por delante de los 523 millones de Cádiz y de los 300 millones de la comunidad autónoma de Murcia. Es un gran peso económico, basado en la actividad de las industrias auxiliares. Las subcontratas. Un nicho de empleo, pero también una fuente de problemas como se ha revelado en los conflictos laborales por la negociación del convenio del sector del metal en Cádiz y Cartagena. La huelga afecta a Navantia especialmente, pero también a compañías como Dragados o Airbus. “Los recientes conflictos laborales registrados en Cartagena y Cádiz”, dicen en el grupo, “han estado vinculados al convenio del metal en el que Navantia no participa como parte negociadora. Nos hemos visto afectados por la repercusión que la huelga ha tenido entre la industria auxiliar”.

La industria auxiliar naval está compuesta en su mayor parte por pymes. Son empresas con menos de 50 empleados. En toda España son varios centenares. Solo en la bahía de Cádiz son más de 57 compañías dedicadas al sector naval y metal mecánico con planes para crear hasta 6.000 nuevos empleos enfocados a Navantia hasta 2035. Un conflicto laboral en la industria auxiliar puede taponar la actividad de la empresa pública. La huelga del metal en Cádiz ha causado retrasos, una demanda de 4,5 millones por parte de la empresa de cruceros Carnival, y ha puesto en riesgo 11 contratos, según recogió Cinco Días el mes pasado.

La necesidad de trabajadores cualificados es un problema para Navantia, cuyo convenio expiró en 2022. El convenio aún no se ha renovado y, según fuentes sindicales, es algo que afecta a los planes adelantados por la compañía. “Es un problema que tenemos gran parte de las empresas españolas, no solamente nosotros. El efecto tractor de Navantia en las provincias donde operamos es enorme, en alguna zona representamos más del 27% del empleo industrial”, explican fuentes internas.

Víctor Ledo, responsable del sector naval de CC OO —sindicato mayoritario en Navantia—, sostiene que “Navantia tuvo un número importante de incorporaciones con el último plan industrial, pero las 1.500 nuevas plazas anunciadas en el próximo plan van a ser insuficientes. Ahora mismo, mucha producción se sustenta en la industria auxiliar. Por poner un ejemplo, en Navantia Ferrol, la zona que más conozco, la plantilla principal ronda los 2.000 trabajadores, pero la industria auxiliar son unos 5.000”.

Los sindicatos coinciden en que las perspectivas de la empresa son buenas. “En CC OO creemos que el aumento de gasto en defensa es una oportunidad para Navantia”, asegura Ledo, “siempre que vaya emparejado con tres pivotes [de país]: soberanía estratégica, energética e industrial”. Mikel Zarandona, secretario general del sector de bienes de equipo de UGT, coincide con Ledo: “Las perspectivas [de Navantia] son muy buenas, como nunca”. Pero desde el punto de vista sindical hay temas pendientes directamente relacionados con la mayor actividad: la recualificación de empleados según la actividad de los astilleros y el reparto equilibrado de la carga de trabajo.

El sector naval ha pasado en dos siglos del buque insignia Santísima Trinidad al LHD Juan Carlos I. De la caoba, el júcaro, el caguairán y el bronce, al acero ensamblado por módulos. Mucho tiempo pero un mismo propósito: influir en un entorno geopolítico cambiante y, de paso, mover dinero, mover empresas y consolidar actividad económica en zonas clave. Pero siempre con atención al viento.



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