sábado, agosto 2, 2025

Un rascacielos, un jeque y un pelotazo en el cielo de Madrid | Negocios

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Khadem Al Qubaisi, emiratí, 55 años, compró a Bankia en 2016 el segundo edificio más alto de España, la Torre Cepsa de Madrid (248 metros), por 400 millones de euros de procedencia dudosa. En cuestión de horas, vendió el edificio a la empresa Pontegadea de Amancio Ortega por 490 millones. Fue una de las transacciones inmobiliarias más rentables en España en décadas. Un año antes del asalto al cielo de España, en 2015, Al Qubaisi había sido destituido de la presidencia de Cepsa (compañía ahora conocida como Moeve) y de la dirección del fondo soberano IPIC (International Petroleum Investment Company), accionista principal de la petrolera desde 2011. La causa de la caída fueron los manejos de Al Qubaisi desde IPIC con otro fondo, el malasio 1Malaysia Development Berhad (1MDB). De este fondo se evaporaron miles de millones de dólares a cuentas particulares, más de 4.000 según informaciones recogidas por Reuters. El escándalo le costó el cargo al primer ministro de Malasia, Najib Razak, y, supuestamente, una condena de 15 de años de prisión por corrupción y blanqueo al propio Al Qubaisi en Emiratos Árabes Unidos en 2019.

A día de hoy, el pelotazo de Al Qubaisi en España todavía es una piñata rellena de sospechas. La investiga el juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama y no es solo un ejemplo de especulación y blanqueo. Es algo más. Pocas operaciones reúnen en el relato activos emblemáticos —una torre de 49 plantas diseñada por sir Norman Foster—; entidades clave del sistema financiero como Bankia o Bankinter, que facilitó la operación con un crédito puente de 400 millones a las sociedades interpuestas de Al Qubaisi; fondos soberanos esquilmados como 1MBD y relaciones con figuras empresariales de la altura de Amancio Ortega o Florentino Pérez, que llegó a acordar con Al Qubaisi una remodelación fallida del Santiago Bernabéu.

En la operación bajo investigación, con Al Qubaisi sometido a una orden internacional de detención y embargos de bienes en España, ha emergido una nueva figura: Naser Mohammed Almur Alzaabi. El juez Calama lo considera el testaferro de Al Qubaisi y beneficiario formal en las sociedades del entramado fiduciario del expresidente de Cepsa —Muscari Property BV y Muscari Development BV—. Alzaabi ha dado señales de vida un mes después de que el juez Calama formalizara una orden de búsqueda y captura, y se ha ofrecido para declarar de forma telemática. Según El Confidencial, ha contratado al bufete Addleshaw Goddard para su defensa. La firma aclara que no puede “confirmar ni hacer comentarios sobre este asunto”. En realidad, todas las partes afectadas por la operación de hace una década, incluidas Cepsa y Bankinter, se apartan del caso como del fuego. Bankinter, según fuentes conocedoras del asunto, recibió una sanción administrativa de ocho millones por su participación en la compraventa por no haber tomado medidas suficientes para prevenir el blanqueo de capitales. La sanción está recurrida.

Transcurrida una década, cabe repasar tanto la operación como la lista de afectados por la investigación.

La operación:

Consistió en la venta exprés de la Torre Cepsa, también conocida como Torre Foster. Bankia —la antigua Caja Madrid— la había adquirido en 2007 a Repsol por 815 millones. En 2013, la entidad firmó un contrato de arrendamiento con opción de compra con una sociedad neerlandesa llamada Muscari Property, vinculada a Khadem Al Qubaisi, directivo de IPIC y presidente de Cepsa desde 2011, cuando el fondo emiratí se hizo con el control de la petrolera. Cuatro años después, en 2015, tras el estallido del escándalo del fondo de Malasia 1MDB, Qubaisi fue destituido, pero en 2016 ejerció la opción de compra de la sociedad Muscari y adquirió la torre por 400 millones de euros con un préstamo puente de Bankinter. Apenas 24 horas después, Muscari revendió el inmueble a Pontegadea, el vehículo de inversión de Amancio Ortega, por 490 millones. Un pelotazo de casi 100 millones.

La Fiscalía Anticorrupción receló de la operación y abrió diligencias en junio de 2018, tras una alerta del servicio antiblanqueo Sepblac. La investigación concluyó seis años después, en 2024, tras tres prórrogas y sin haber localizado al principal imputado, Al Qubaisi. En junio pasado, el juez Calama dictó una orden de búsqueda y captura internacional para Al Qubaisi por los delitos de blanqueo de capitales y evasión fiscal por los casi 100 millones de beneficio en la operación. La orden también llega al recién aparecido Naser Mohammed Almur Alzaabi, el presunto testaferro. Las autoridades se han incautado de más de 34 millones de euros en cuentas vinculadas a Muscari, inmuebles en Madrid, Marbella y Estepona, obras de arte e incluso un Aston Martin.

Los protagonistas:

  • Khadem Al Qubaisi: 55 años. Licenciado en Económicas. Analista financiero. Impulsó la diversificación del fondo emiratí IPC desde su incorporación en 2007. Su estrategia conllevó la entrada en sectores muy dinámicos. A través de IPIC y la sociedad Aabar invirtió en bienes raíces, aeroespacial, deportes y servicios financieros. Destituido de IPIC en abril de 2015 y posteriormente implicado en múltiples investigaciones internacionales por su supuesta participación en el escándalo del Malaysia Development Berhad (1MDB). Se le atribuyen ingresos injustificados de cientos de millones. Detenido en Emiratos Árabes Unidos en 2016. Condenado en 2019.
  • Cepsa: la petrolera dio nombre a la torre que albergaba su sede como antes lo habían hecho Repsol, su dueña hasta 2007, Caja Madrid y luego Bankia. El fondo soberano de Abu Dabi, IPIC, y su director, Al Qubaisi, se hicieron con la mayoría de la empresa española en 2011 mediante una opa. Como presidente de la petrolera, Al Qubaisi entabló relaciones políticas y empresariales de primer nivel. La compañía, ahora Moeve, no hace comentarios sobre el caso. En todo caso, la operación de compraventa se hizo al margen de la compañía, a través de sociedades instrumentales de Al Qubaisi. Moeve está controlada por el fondo de inversión soberano del Gobierno de Abu Dabi, Mubadala Investment Company, fusionado con IPIC en 2017, con un 63% del capital.
  • Bankia: heredera de la antigua Caja Madrid, propietaria de la Torre desde 2007 y hasta su venta a Al Qubaisi en 2016. Caja Madrid la compró a la petrolera Repsol por 815 millones. Repsol hizo un buen negocio y se anotó plusvalías de 211 millones. Caja Madrid-Bankia no hizo un buen negocio. La entidad, zarandeada por la crisis, vendió el inmueble por menos de la mitad de lo que le costó.
  • Bankinter: facilitó a la sociedad de Al Qubaisi un crédito de 400 millones para ejercer la opción de compra y adquirir la Torre Cepsa. La entidad estaba y está obligada a unos estrictos controles sobre estas operaciones. Fue sancionada con ocho millones por su intervención en la transacción. La sanción está recurrida. Bankinter no hace comentarios al respecto.
  • Pontegadea: sociedad inmobiliaria de Amancio Ortega, fundador de Inditex. Pagó 490 millones por la Torre Cepsa. Destaca por sus inversiones en edificios de oficinas, centros logísticos y propiedades residenciales de lujo en Europa, América del Norte y Australia. La cartera inmobiliaria de Ortega, que también es dueño de Torre Picasso, está valorada en más de 20.000 millones de euros.
  • Florentino Pérez (Real Madrid): Al Qubaisi sabía de la importancia de la imagen. En 2014, un año antes de su caída, acordó una alianza entre el Real Madrid (liderada por Florentino Pérez) e IPIC/Cepsa. Palco y fotos con toda la plantilla. Al Qubaisi pretendía ser la palanca financiera y comercial para hacer del Santiago Bernabéu un estadio de vanguardia, con una aportación de 140 millones. Los cambios urbanísticos en 2015 frustraron el proyecto original y provocaron la ruptura unilateral del acuerdo por parte de IPIC. Tras un arbitraje internacional, el Real Madrid perdió el caso en 2023 y no obtuvo indemnización. La colaboración se esfumó y el club tuvo que mover ficha buscando nuevos socios financieros.



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